Aires de otoño en Atenas: Rydal Keener

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✨🧡🍂🍁🎃👻🕷️🕸️Especial de octubre 2/10🕸️🕷️👻🎃🍁🍂🧡✨

Era una mañana agradable en la ciudadela, el día parecía que podría ser agradable

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Era una mañana agradable en la ciudadela, el día parecía que podría ser agradable. Hace apenas un par de meses que te habías mudado a Grecia para buscar un nuevo comienzo y, habías elegido Atenas como la cuidad en donde radicarías.

Era algo que ya habías planeado desde hace tiempo, ya que, ya no había nada que te uniera a tu ciudad natal y habías logrado formarte una buena carrera como escritora, dejando tu antiguo trabajo para dedicarte de lleno a tu profesión entre las letras. Lo único que quedaba era, encontrar un lugar tranquilo en donde la inspiración surgiera y para ti, ese lugar era Grecia; con todos sus bellos paisajes, islas y costas tranquilas.

Ese día habías decidido ir a dar un paseo a unas ruinas en las que constantemente notabas que los turistas visitaban, al parecer era un gran punto de interés. Tu objetivo era buscar inspiración para seguir escribiendo tu novela y también para relajarte un poco. Así que, una vez que preparaste un almuerzo ligero y te vestiste para salir, llevando un suéter holgado y una bufanda ligera, ya que ya había comenzado la temporada de otoño y los días tenían temperaturas más bajas, tomaste tu bloc de dibujo, tus gafas de sol y tu bolso junto con tu comida para dirigirte hacia la Acrópolis.

Una vez que llegaste, te instalaste cerca de un par de pilares blancos que eran parte de las ruinas del lugar y que además, te daban una buena sombra. Dejaste tus cosas a tu lado y una vez que te pusiste tus audífonos y tus lentes del sol, te pusiste manos a la obra con tus herramientas de trabajo: tu bloc de dibujo y tus lápices de diferentes grosores.

El viento era fresco y agradable y la calidez del sol a través de la sombra de algunos árboles se sentía reconfortante, haciendo que el clima otoñal fuera perfecto, por lo menos desde tu perspectiva.

Trabajabas dibujando un paisaje de las ruinas de la Acrópolis mientras el ritmo de tu canción favorita sonaba en tus oídos y dabas un bocado a tu almuerzo. Los pilares en donde te habías instalado te servían de respaldo cuando necesitabas poner tu espalda derecha para visualizar la escena y llevarla a tu bloc que descansaba en tus piernas cruzadas. Simplemente pensaste que era una mañana perfecta.

Algunos murmullos de personas llamaron tu atención y los viste por encima de tus gafas oscuras, aunque más específicamente, eran voces de mujeres, turistas, claramente. Se notaba por el asombro con el que veían la arquitectura ateniense aunque, pronto pudiste notar que el asombro de las féminas no era tanto por el paisaje que las rodeaba, era más bien, por la vista que tenían delante de ellas.

El hombre que las guiaba, un joven de unos treinta y tantos, vestido con una camisa de algodón beige, pantalón café, zapatos lustrosos, finas gafas sol, con cabello perfectamente arreglado y de buen porte, caminaba delante de ellas, explicándoles los mitos que rodeaban aquellas misteriosas ruinas de la antigua Grecia. En su cabeza descansaba un sombrero panamá color blanco.

Oscar Isaac's Paradise [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora