Mañanas de octubre: Abel Morales

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✨🧡🍂🍁🎃👻🕷️🕸️Especial de octubre 9/10 (un poquito atrasado, lo siento) <3🕸️🕷️👻🎃🍁🍂🧡✨

Abel Morales y tú estaban cumpliendo 5 años de casados y justo esa mañana, era la mañana de su aniversario

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Abel Morales y tú estaban cumpliendo 5 años de casados y justo esa mañana, era la mañana de su aniversario. Se habían casado en el mes de octubre y esa mañana estaba haciendo un poco más de frío que otros días, justo como en el día de su boda.

Era sábado, por lo cual ninguno de los dos debía levantarse temprano ese día, sin embargo, ti habías olvidado quitar tu alarma, la cual sonaba justo a las 6:00 en punto de la mañana. Y sin poder detener lo inevitable, la alarma empezó a sonar, despertándote de un maravilloso sueño reparador en el que te encontrabas.

Tratando de encontrar tu teléfono en la mesita de noche, te estiraste un poco, con cuidado de no hacer mucho movimiento para no despertar a Abel, que dormía plácidamente a tu lado y a quién no había parecido afectarle el ruido de la alarma, Con cuidado la pagaste y volviste a acomodarte en la cama pero justo antes de que tu cabeza tocara la almohada, sentiste que Abel te atrajo hacia él con un fuerte abrazo.

—Eres una mala esposa. —soltó una risotada y beso tu cuello con cariño, hablando con una voz un poco somnolienta.

—Lo siento, mi amor. Olvidé quitar la alarma. —reíste y te giraste para verlo a la cara, dejándole un beso en la nariz.

—No, no, con un "lo siento" no remedias nada. ¿Tienes idea de lo que estaba soñando? —la voz de Abel era como un ronroneo sobre la piel de tu cuello.

—No, ¿cómo lo podría saber? —reíste—. ¿Qué estabas soñando? —lo miraste divertida, pasando tus dedos por su esponjosa y suave melena castaña.

—Con una mujer hermosa. —Abel ya sonaba más concentrado que hace un momento. Y también más enfocado, puesto que una de sus manos viajaba desde tu cuello, pasando por tus pechos y tu abdomen hasta encontrar la zona en medio de tus piernas.

Sentiste una descarga de electricidad recorriendo tu cuerpo cuando lo sentiste acariciando la piel de la parte interna de tus muslos, llegando a esa zona específica y delicada, ese lugar que para él, era como un tesoro. Jadeaste suavemente y él sonrió.

—¿Ah si? ¿Y quién era esa mujer hermosa? —sonreíste, acurrucándote en su pecho, dejando caer tu peso sobre él.

—Oh, la conoces muy bien... —Abel dejó una pequeño beso en la línea del nacimiento de tu cabello, mientras su mano encontraba el camino debajo de tu ropa de dormir y luego, debajo de tu ripa interior—. En mi sueño, ella entraba a mi despacho, y se acercaba a mí, caminando de una forma muy sexy. Caminaba como tú, se movía como tú, su cabello era como el tuyo, su sonrisa igual a la tuya y también las notas de su perfume, idéntico al que tú usas. —Abel comenzó a morder y besar suavemente tu oreja, acariciando la íntima y delicada zona entre tus piernas que ya rebozaba de humedad—. Se vestía como tú, sus ojos eran como los tuyos, su dulce rostro, igual de hermoso que el tuyo... Y entonces, ella se sentaba en mi escritorio y yo, le separaba las piernas, hundiéndome en ella hasta que nos fundiéramos en uno solo. Y era curioso, también gemía como tú, mi amor... —Abel al fin, después de un poco de suave contacto, insertó uno de sus hábiles dedos en tu interior, acariciando cada punto delicado y específico que ya conocía a la perfección mientras seguía relatando su sueño erótico en tu oído.

Oscar Isaac's Paradise [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora