Persuasión: Jonathan Levy (Parte 1)

348 29 278
                                    

El ambiente en la cafetería era cálido, lo suficiente como para alejar a cualquiera del frío exterior cuando se aventuraba a salir esa noche lluviosa de febrero. Te encontrabas sentada en una mesa al fondo, con el café casi olvidado junto a tu computadora portátil en donde escribías sin ningún tipo de distracción. El lugar estaba en silencio, aunque hacía ya bastante tiempo que había dejado de escuchar a los otros clientes al enfocarte en el ritmo de las notas de las melodías de Bach.

-¿______________? ¿En serio eres tú? -la voz llena de sorpresa provino de un hombre con una sonrisa cautelosa aunque curiosa detrás de su barba y gafas.

Al escuchar tu nombre, levantaste la vista curiosa hacia la voz que te llamaba aunque, al notar de quién prevenía, casi terminas en el piso. Era nada y más y nada menos que Jonathan Levy, tu ex profesor de filosofía en la universidad, a quien no habías visto hace ya dos años desde que te habías graduado.

La sonrisa en tu rostro se hizo presente. No podías creer que realmente fuera él quien estuviera ahí e inmediatamente y sin que pudieras evitarlo, esos sentimientos extraños que creíste olvidados volvieron a aparecer pero, había que enfocarse, no tendría por qué haber alguna diferencia en su trato a cuando eran profesor y alumna, incluso cuando te enteraste que justo unos meses después de la graduación él se había divorciado. No podías pensar que algo podría pasar, no después de tanto tiempo.

Trataste de parecer lo más calmada posible y lo saludaste con una sonrisa amable. -¿Profesor Levy? -lo miraste sorprendida. Gratamente sorprendida. Tu corazón estaba latiendo como desquiciado, otra vez, como en el salón de clases durante sus sesiones. Mierda.

Jonathan sonrió de forma agradable aunque, su sonrisa estaba algo teñida de timidez. Eso te causó ternura. -Sí, s-soy yo -murmuró conservando su sonrisa, pasando una mano por su rizado cabello oscuro salpicado de hebras plateadas y ajustándose las gafas-. Tú, pues, te ves... bien -añadió, tragando un poco de saliva, sintiéndose algo incómodo.

Reíste un poco apenada, recordando que Jonathan siempre había sido así, de pronto los encuentros de más de un minuto le parecían abrumadores pero, trataste de devolverle la sonrisa de forma gentil y ¿a quién querías engañar? Te había encantado su comentario, dados los sentimientos que todavía tenías por él aunque, decidiste no pensar en eso, por ahora. -Muchas gracias. Yo, pues, también soy yo... -pero ¿qué acababas de decir? - Usted también se ve muy bien... -fue lo único coherente que pudiste formar con palabras antes de suspirar y mirarlo de nuevo a los ojos. Seguían igual de preciosos que la última vez que los viste.

Al inicio, él se rio entre dientes; pensando que era extraño que lo felicitaran por ser él mismo, pero cuando ambos mantuvieron contacto con sus miradas, tuvo una sensación extraña. Una especie de emoción al saber que estabas ahí, en su campo de visión, otra vez; como aquellos días en la universidad cuando pasaban tiempo juntos mientras él te ayudaba con tu tesis. Sin embargo, ¿por qué? ¿De dónde surgieron esos sentimientos y por qué se hicieron más fuertes cuanto más se miraban el uno al otro?

Jonathan se aclaró la garganta y tomó por primera vez en esos largos minutos un sorbo del su café. No quería sonar inapropiado. -Entonces, en serio, ¿cómo has estado? Ha pasado un tiempo.

-¿Quiere sentarse conmigo? Estoy trabajando en las correcciones del manuscrito de la primer novela que voy a publicar pero, por usted, podría hacer una pausa o cualquier cosa... -suspiraste, mirándolo y sin dejar de sonreír. Habías hablado sin pensar, sin darte cuenta de la intensidad de tus últimas palabras.

Hubo una clara tentación al final de Jonathan, tanto un impulso de querer sentarse junto a ti. Hizo una pausa para poder pensar y procesar la última frase que dijiste, antes de responder.

Oscar Isaac's Paradise [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora