La historia de Aziraphale

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-Crowley, ¿qué haces aquí? - preguntó Metatron amablemente- sabía que eras un demonio muy peculiar, pero desconocía que habías renovado lazos de afecto con aquél que te traicionó.

Posó sus ojos en Aziraphel, y este evadió mi mirada.

- ¿Qué es lo que quieres de nosotros? – pregunté.

-De ti, nada. Poco me importa un demonio desterrado, pero tienes algo que yo quiero- miraba fijamente la muñeca que tenía aferrada de Muriel y al darme cuenta de su gesto la apreté aún más, sin importarme si le hacía daño.

- ¿Qué quieres de mí? - preguntó ella.

-Tus conocimientos.

- ¿A qué te refieres? No sé nada que pueda servirte.

-Todos estos años has trabajado muy duro en las oficinas de papeleos y nadie conoce mejor que tú la biblioteca del todopoderoso, es simple lo que quiero.

- ¿Por qué no solo entras a la maldita biblioteca y nos dejas en paz? - pregunté molesto.

-Lo haría, pero alguien la quemó y cientos de documentos e información quedaron hechos polvo. Lo raro- añadió viendo a Aziraphale- es que fue con fuego del infierno y en tierras benditas no se puede restaurar algo aniquilado de esa forma.

¿Que Aziraphale había prendido fuego en la biblioteca del cielo? No entendía muchas cosas, pero sabía que bajo ninguna circunstancia debía dejar que Muriel fuera con ellos.

De repente, sentí que un huracán había llegado al lugar donde estábamos, había un viento que no dejaba abrir los ojos y en un segundo sentí que mis pies dejaban de tocar el suelo, traté de volver a aferrar la mano de Muriel, pero sus dedos se resbalaron de los míos. Acto siguiente, el viento se detuvo y caí al suelo de nuevo.

Ya no estaban las personas que segundos atrás me habían acorralado, solo estábamos Aziraphale y yo.

- ¿Me puedes explicar qué está pasando?

-Lo siento, Crowley, fue mi culpa- dijo él muy abatido. – Tenías razón, respecto al cielo y al infierno, no los necesitamos, son tóxicos.

-Creo que alguien me deberá un buen baile de disculpas- le dije- pero no hay tiempo, tendrás que contarme todo lo que ha pasado en el cielo, no estoy entendiendo nada.

-Está bien- dijo. Suspiró y comenzó a hablar- Al principio, cuando llegué recién al cielo todo iba bien, me pusieron a trabajar muy duro en la venida del todopoderoso y me gustaba hacerlo. Planeábamos qué arcángeles darían la bienvenida al paraíso, qué melodías de trompetas tocar cuando las escaleras al cielo se abrieran y cosas organizacionales, pero cuando Metatron dijo que planeáramos cómo arrojaríamos las almas al infierno comenzó haciendo una lista de los pecados que ameritaban el castigo divino: ser homosexual, haber tenido relaciones fuera del matrimonio, tener adicciones y un sinfín de cosas que me parecieron absurdas.

                 Estuve pensando en eso todo el día y decidí hablarlo con él. Al día siguiente le expliqué que los humanos no deciden su orientación sexual y además le dije que hay personas que son adictas no porque quieran, sino que es una enfermedad y luchan contra ello casi toda su vida. "La lista de pecados no está en tu área" fue la única respuesta que obtuve de él.

                  Eso fue el inicio de todo y poco a poco me fui dando cuenta de las barbaridades que se hacían frente a mí: niños vetados del paraíso por no haber sido bautizados, personas que vivían en unión libre y lo que me hizo rebelarme... los planes de destrucción del infierno.

- ¿qué? El cielo no puede hacer eso

-Pero lo hace y trató de hacerlo

-Y pensar que dijo que no le importaba un demonio desterrado.

-Pero le importa, creo que te teme, por aquella vez que hicimos ese milagro juntos. Hasta ahora le doy importancia, pero durante mi estadía en el cielo no paraba de preguntarme acerca de eso, claro, nunca le di detalles- dijo, por último.

Se calló y me miró como esperando una sentencia. Mi cabeza era un mar de confusión, pero lo esencial era rescatar a mi amiga, no debía perder ese objetivo por ahora.

- ¿Entonces viniste a advertirnos?

-Sospechaba que vendrían por ustedes y decidí escapar, traté de caer cerca de la librería, pero no fue así. Deambulé algunos días solo y algo extraño empezó a pasarme, mientras más días estaba lejos del cielo, más sentía que mis poderes divinos se debilitaban, así que incluso llegué a sentir hambre, por lo que me apresuré a ir a la librería, pero al llegar te encontré ahí con Muriel.

De nuevo hacía eso de evitar verme, aunque esta vez también aparté la mirada después de ver el rubor de sus mejillas. Era la primera vez que lo veía ruborizarse.

-Pero eso fue hace muchos meses, además ¿Por qué Muriel fue a buscarte y dijo que te vio en el cielo?

-Lo más seguro es que viera una ilusión, ya que me fui sin permiso tal vez Metatron no quiso que se supiera para no crear pánico.

-Espera, lo volví a interrumpir- me interesa saber todo lo que te pasó, pero necesitamos rescatar a Muriel.

- ¿Qué plan tienes?

- ¿Olvidas que soy un demonio desterrado? Tú eres un ángel, puedes ir y venir del cielo, llévanos.

Aziraphale dio un suspiro muy hondo, parecía casi derrotado.

-Eso es lo que trato de explicarte- la voz se le había quebrado- ya no soy un ángel.


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Nota de la autora: 

El día de hoy tenía dos opciones: ser feliz y escribir sobre mi ship fav o escribir mi tesis; obvio, y para su buena suerte decidí ser feliz, pero con culpa :( 

pd. He notado algunos errores en la trama y ya los corregí, les pido una enorme disculpa.

Love of my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora