Cap 40: Festival.

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Ayumi despertó en la noche. Se estiró y agudizando el oído se percató de que no se escuchaba ningún ruido.
Ayumi: ¿estarán todos dormidos?...
Se levantó y salió del cuarto. Miró a ambos lados del oscuro y silencioso pasillo pero seguía sin oír a nadie.
Ayumi: [preocupada] ¿dónde están todos?...
Al final acabó tranquilizándose al escuchar algunos ronquidos en algunos de los cuartos.
Ayumi: [suspirar aliviada] menos mal... están aquí...
Hambrienta como estaba decidió bajar a la cocina, rebuscó en la despensa. Sacó dos sándwiches, se calentó leche y se quedó cenando su cena improvisada tranquilamente.
Ayumi: [suspirar] hecho de menos a miura... pero si no quiso venir... no había nada que hacer. Prefirió quedarse en el instituto para vigilarlo.
Una suave brisa le llegó desde la ventana y alzando la vista contempló la arena blanca iluminada por la luna y la suave marea golpeando la orilla.
Ayumi: supongo que un poco de aire fresco no me vendría mal después de haber estado todo el día en cama.
Recogió el vaso, limpió los piscos de la mesa y salió a la puerta.
Ayumi: [respirar hondo] que agradable... [alzar la vista al cielo] las estrellas y la luna están preciosas.
De repente un movimiento le llamó la atención, miró a la playa y divisó a alguien en la orilla, a lo lejos, contemplando el mar.
Ayumi: [entornar los ojos] ¿hoshi?.
La misteriosa persona comenzó a andar alejándose de cada vez más de la cabaña y Ayumi no pudo evitar seguirla. Bajó corriendo el porche y trató de alcanzarlo todo lo rápido que pudo.
Ayumi: ¡Hoshi!... ¡espera!... ¡hoshi! ¡¿a dónde vas?!... ¡Hoshi!.
Corrió y corrió por la blanca arena oscurecida por la noche. Parecía que llevaba corriendo una eternidad hasta que al fin logró alcanzarlo. Estaba de espaldas a ella parado delante de una gran piedra. Y Ayumi enseguida retrocedió alarmada.
Ayumi: tú... tú no eres...
Joven: ¿decepcionada?
El chico se volvió y esta vez Ayumi pudo verle claramente el rostro.

Joven: ¿decepcionada? El chico se volvió y esta vez Ayumi pudo verle claramente el rostro

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Ayumi: eres tú... tú eres el chico de aquel día en el baile...
Joven: [sonrisa traviesa] ¡correcto!. Me alegra que no me hayas olvidado. No por lo menos en ese encuentro.
Ayumi: ¿qué haces aquí?.
Joven: vengo a darte otra oportunidad para que vengas conmigo.
Ayumi: ¿por qué me quieres a mí?.
Joven: quiero decírtelo, y ya lo sabrías si me hubieras acompañado aquella noche.
Ayumi: [furiosa] ¡es que no quiero ir contigo!. Solo quiero que me digas el por qué crees que estaré a salvo contigo. Cual es el peligro que corro aquí y en qué me están mintiendo, según tú, ellos.
Joven: [brillarles los ojos con emoción] oh... me gusta ver el brillo de odio en tus ojos.
Ayumi: ¡¿quieres que confié en ti y me valla contigo cuando tú has intentado matarme?!
Joven: admito que fui... un poco brusco. Pero no era mi intensión matarte.
Ayumi: ¡sí, ya! ¡cuéntaselo a otra que no hayas tirado hasta el fondo del mar por el tobillo!.
Joven: jajajaja, dios, cuanto mas te enfadas conmigo más me haces amarte. Jajaja..
Ayumi: [perpleja] estas... estas loco...
Joven: sí, tienes razón, totalmente loco por ti. Y créeme. Si sigues negándote a dejar que te proteja... Cuando sepas toda la verdad desearás haberme seguido. Tienes una venda en los ojos Ayumi, y yo soy el único que puede quitártela si me dejas.
Ayumi: mentiras... ¡no dices más que mentiras!. ¡no iré contigo ninguna parte jamás!. ¡¿me oyes?! ¡así que déjame en paz!.
Joven: [suspirar dolido] si es que la culpa es mía. Tuve que haber llegado antes. Tal vez, si me hubieras conocido primero a mí desde el principio... no estaría sufriendo tanto por ti.
Ayumi: si te sigues negando a decirme tus intenciones me voy. No quiero seguir aquí contigo...
Joven: como quieras. Solo déjame decirte que no te queda mucho tiempo. Y te advierto, que yo siempre consigo lo que quiero.
Dio medí vuelta y corrió todo lo rápido que pudo hacia la cabaña. Desesperada no se atrevía a echar una mirada a sus espaldas por el terror de imaginar a aquel chico detrás suya.
Ayumi: necesito salir de aquí...
Hoshi: ¡Ayumi!.
Ella paró en seco y creía que se le saltaban las lágrimas de alivio al verle correr hacía ella.
Ayumi: [exhausta] ¡Hoshi...!
Él a toda prisa la alcanzó y la abrazó con todas sus fuerzas dejándola aturdida.

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