Ayumi recibe una carta extraña en la noche, una supuesta invitacion para un instituto llamado Seiza. Seria lo normal para una estudiante pasar por algo así... salvo por que dicho instituto no parece existir. Su paradero es desconocido y no tiene ni...
Ayumi miraba su armario indecisa mientras miura la observaba desde la cama.
Ayumi: ¿qué hago miura? No he tenido una cita en mi vida y ahora de repente tendré 12…
Mira: ¡miuu! ¡miuu!.
Ayumi: ¡no! ¡no es nada genial! ¿qué me pongo? ¿voy formal? O ¿informal? ¿de qué hablo cuando estemos allí?
Miura: ¡miuu, miiuu!.
Ayumi: Tengo la cita a las 10…
Miura: ¡miuu!.
Ayumi: no miura, no puedes venir conmigo… si me delatas en algo vergonzoso será mi fin…
Miura: [agachar la cabeza apenado] miu…
Ayumi: ¡aaah! ¡tengo solo una hora!.
Corriendo entró a ducharse, salió en 5 minutos, corrió envuelta en una toalla a su armario y lo miró atenta.
Ayumi: [mirar todas las prendas] ¿Qué puede gustarle a Aries…?... Um… ¡ya sé!.
A las 10 y 10 Aries llamó a la puerta de su cuarto. Ayumi salió vestida con un vestido rojo largo hasta la rodilla, de tirantes, ceñido a la cintura, con una bonita flor decorando el centro del escote. Sus tacones brillaban en lentejuelas como sus pendientes. En el pelo se había hecho un moño con una cinta del mismo color. Aries silbó impresionado al ver que ella iba del mismo color que su esmoquin.
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Ayumi: [tímida] um… ¿estoy bien?...
Aries: ¿bien? [Sonreír de forma pícara y hacer una reverencia extendiéndole una mano] ¡estas preciosa Ayumi!
Ayumi: [emocionada] ¡¿de verdad?! [Agarrarle la mano].
Aries asintió y tiró de ella para besarle la mano de forma caballeresca.
Aries: ¡indudablemente!. Es todo un honor ser el primero en tener una cita contigo.
Ayumi: [súper colorada] va-valla… gracias… por cierto… ¿no dijiste que quedábamos a las 10? ¿por qué viniste 10 minutos tarde?.
Aries: oh… ¿las señoritas no necesitan de 5 a 10 minutos para estar listas? Creí que dándote un poco de margen estarías más tranquila. No quería presionarte.
Ayumi sorprendida ante aquel comentario empezó a sentir su corazón latiendo con fuerza. Y enseguida se preocupó por tener las manos sudadas.
Aries: [mirarla con curiosidad] ¿hice mal?.
Ayumi: N-no… en absoluto. Gracias…
Aries: [sonreír] ¡de nada! Jejeje.
Ayumi: [¡wow! Creo que es la primera vez que veo a Aries sonreír!. ¡es maravilloso!.)
Así agarrados de la mano llegaron al nuevo restaurante. Dónde grandes y brillantes lámparas de araña decoraban el gran techo abombado. Las paredes tapizadas en color caoba y las mesas redondas con exquisitos manteles blancos sostenían cubiertos de oro. Fantasmas elegantes entraban y salían como si siempre lo hubieran hecho. Los cocineros trabajaban alegremente en la cocina y los camareros se paseaban flotando atendiendo a los clientes hasta que uno de ellos se les acercó.
