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~ DALILA ~


Cuando imaginé mi vida de soltera jamás pensé que sería de esta forma. Hace ya poco más de un año que me había divorciado de Fred, aunque al principio había tenido una vida de ensueños, ahora me arrepentía el haberme quedado por tantos años con ese hombre, solo por Sophia. Regresé a mi nombre de soltería, no tenía ni idea de cómo haber logrado sobrevivir con un hombre que era violento, pero nadie me creyó en el momento de presentar la demanda contra él, no importó mi reputación, hasta me habían despedido del despacho de abogado donde había estado casi 20 años de mi vida, ahora me tocaba trabajar para uno pequeño, que apenas me daría para pagar mis deudas, pero sabiendo que mi hija estaba con su padre y su abuela, me sentía tranquila. Sé que debí pelear un poco más por su custodia, pero mi hija quería estar con su padre, al menos hasta que fuera mayor de edad.


—Sé que esperabas una oficina más grande, pero todas son iguales —Obviamente que esperaba algo más de lo que me habían dado, pero un amigo me había conseguido ese puesto de trabajo y tampoco quería decepcionarlo, así como lo había hecho con todas las personas que me rodeaban—. Bienvenida, Swann...


Qué raro era que me llamaran de esa forma, cuando había estado por mucho tiempo siendo parte de la familia Lynn, familia que tenía un gran nombre gracias a que todos habían sido abogados, o la gran mayoría, también eso había afectado mi caso, conocía mucha corrupción dentro de su familia, pero jamás fui lo suficientemente valiente como para denunciarlos, ahora habían logrado lo que prometieron cuando me alejé.


—Vamos a destruir tu carrera —No del todo lo habían hecho, pero todos los grandes despachos que alguna vez quisieron tenerme por mi talento, ahora ya no querían siquiera atender alguna de mis llamadas, por eso ahora estaba acá, lejos de Nueva York, la gran manzana había sido mi hogar por mucho tiempo, pero ahora aquello había quedado en el pasado, estaba lejos, en una ciudad que no era ni una cuarta parte de lo que era el centro de Estados Unidos.


Esperaba en algún momento recuperarme, no quería seguir dependiendo de mis padres para sobrevivir. Cuando perdí mi trabajo y la custodia de mi hija, había tenido que regresar a vivir con mis padres, había crecido en Albany, aunque era la capital de Nueva York, no era para nada como la gran ciudad, tenía menos de 100.000 habitantes, cosa que había hecho complicado para mí conseguir trabajo.


—Que bien te ves Lila —Desde la universidad nadie me había llamado de esa forma. Luke había sido quien me consiguió ese trabajo, él después de la universidad se había regresado a nuestra ciudad natal, el hombre y yo nos conocíamos desde hace mucho tiempo, creo que desde que estábamos en secundaria, tal vez antes—. Espero que puedas adaptarte nuevamente, no creo que sea tan malo volver al lugar que te vio nacer...


—No, el problema no es ese, sino que extraño a mi hija, mi vida —Suspiré con fuerza cuando sentí las ganas de llorar, aunque había sido infeliz en mi matrimonio, tampoco podía decir que todo había sido malo, adoraba a mi pequeña y, además, mi trabajo era algo que siempre había hecho bien, dejar todo había sido una decisión que me vi obligada a hacerlo, cuando no logré conseguir trabajo, me di cuenta de que tampoco tenía nada más que hacer que volver.


—Será cuestión de tiempo para que vuelvas a verla, además, le encantará el lugar —Luke no conocía a mi hija, gracias a la influencia de su padre, siempre había sido una niña caprichosa que jamás se mudaría a un sitio como ese, tampoco era feo, la ciudad era hermosa y tenía muchos lugares hermosos, pero mis padres no me habían tenido en una cuna de oro como ella. Mis padres fueron obreros y yo, cuando me di cuenta de que no podrían costearme los estudios, me puse a trabajar, me había matado para cambiar de vida y regresar nuevamente ahí, no solo por visitar a mis padres, me ponía nerviosa.

Seduciendo al Criminal | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora