~ DALILA ~
Darme cuenta de que Jude era alguien de mi pasado, había sido algo bastante extraño. Aunque seguramente estaba pendiente de otras cosas como para interesarme en un hombre que era mucho más grande que yo, al menos cuando era una adolescente. Había pecado de inocentona y muy pocas veces había puesto mi interés en chicos cuando estamos en preparatoria, no fue hasta la universidad que me di cuenta del mundo que era la sexualidad. Aunque tampoco podía decir que no había hecho muchas cosas antes de casarme, sabía que tampoco había mucho que opinar al respecto. Me había casado completamente enamorada de mi pareja, así que no tenía ojos para nadie más por mucho tiempo.
Creo que el pensar tanto en eso me había alejado de lo que tenía que hacer. No sé en qué momento me había quedado dormida y en la mañana siempre me levantaba un poco aturdida, me gustaba realmente ponerles atención a las cosas, así que cuando me di cuenta estaba tomando café en mi oficina, tenía mucho papeleo por hacer y, además, tenía que hacer un poco de investigación para el caso del Anderson. Para mi suerte, tampoco me tardaba tanto tiempo en hacer todo lo que tenía que hacer, así que para cuando estaba llegando la tarde había terminado y podía buscar a los testigos para el caso.
—¿Quieres que te acompañe? —Luke, como siempre era alguien que estaba queriendo ayudarme, sobre todo después de lo que me pasó, sentía que la cercanía de mis amigos, eran cosas que me habían ayudado. Asentí con una sonrisa, tenía que ir a la casa de uno de los amigos que me había comentado Jude que estaba protegiendo, necesitaba saber si su declaración había sido mentira—. Me alegra que estés nuevamente en un caso, pero no crees que no hay mucho que hacer, el mismo declaró lo que hizo...
—Mi cliente no dijo todo en su declaración y lo que no dijo, nos puede ayudar a que él pueda salir de prisión —Afirmé mirando el camino, el hombre había insistido en que tenía que manejar, no estamos del todo lejos de primera casa que teníamos que ir. Miré mi celular un momento, le había escrito por la mañana a mi hija, pero aún no había tenido una respuesta de su parte, me preocupaba que la pequeña realmente tuviera algo en mi contra. Suspiré y suspendí la pantalla de mi celular, había tenido muchas cosas en mi cabeza desde que me había separado de ella. Sentía que había sido toda mi culpa, no podía dejar de verme como la culpable de las cosas que pasaron, ¿realmente no había sido la víctima?
—Bien, hemos llegado —Levanté la mirada, realmente habíamos llegado, nadie nos esperaba, tampoco queríamos alarmar a las demás personas de que había más culpables y que luego pudieran escapar. Aunque tampoco tenían peligro de irse a la cárcel, al menos si hablaban realmente de lo que había pasado. Sentía que últimamente mi cabeza estaba en otro lado y no sabía cómo controlarme, pero mientras estuviera trabajando sabía que podría mantener mi cabeza en un sitio. Al menos eso quería repetirme hasta creérmelo.
Era una casa muy bonita, estaba pintaba con colores claros y tenía un bonito jardín, se notaba que había personas que sabían de eso cuidando del lugar. Sonreí por lo bonito que se veía, caminamos hasta la entrada y tocamos la puerta. Esperamos por un par de segundos, hasta que la puerta se abrió, pero no había nadie.
—¿Quiénes son? —Bajé la mirada para encontrarme con una niña pequeña, tal vez de unos 4 años, con el cabello rubio y los ojos color miel enormes, era hermosa.
—Hola linda, ¿se encuentra algún adulto? —Pregunté con ternura al verla, por un momento me hizo recordar a mi vida, solo que mi hija tenía los ojos azules. Ella sintió y la escuchamos llamar a su madre, pero sin moverse del lugar. Luego de un momento, una mujer parecida a la niña, apareció en la puerta—. Hola, buenas tardes, estamos buscando al señor Jared Theron... ¿Se encuentra en casa?
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Seduciendo al Criminal | +18
RomanceÉl no era un criminal, conocí su corazón y se lo robé. No había nada que pueda hacer para cambiar el pasado, ambos habíamos hecho cosas horribles, pero eso no podía afectar nuestro futuro. Éramos inestables, estábamos rotos, pero no podíamos estar s...