Bea
— Entonces, cómo lo llevas? — Preguntó la chica que estaba frente a mí, la famosa Sasha
Nos habíamos reunido en una cafetería local, lejos del ruido de los bebés y los hombres que nos acompañaban. Valeska y Ekaterina habían traído a una amiga que estuvo haciendo su carrera en el extranjero, pero como se estaba pasando esa fobia a las amistades o conocer gente nueva, podía decir que la chica de cabello negro y mechas azules, era bastante genial.
— Hace un mes que estoy yendo a terapia, supongo que es bueno. — Le di un sorbo a mi café, arrugando los ojos por el rayo de sol que entraba por la ventana
Era un paisaje realmente hermoso. A menos de media cuadra empezaba la playa, que ya estaba llena de gente que disfrutaba de ella, en su mayoría turistas.
— Eso es demasiado bueno. — Acotó Ekaterina, sacudiendo su cabello rubio platinado — Neo tuvo una recaída al principio, fue dos sesiones y abandonó cinco. Que sigas un curso es increíble.
— ¿Cómo te sientes con tu terapeuta? — Cuestiono Valeska con curiosidad
— Me está ayudando mucho, pude entender que estaba mal y al menos ahora puedo estar mucho más tiempo con mi hija. — Sonreí un poco apenada, ellas sabían cuál era la situación por completo pero daba algo de vergüenza decir que no toleraba la presencia de una pequeña bebé — Los chicos son increíbles, sin ellos me habría vuelto completamente loca.
— Todas estamos un poco locas, tu tranquila. — Sasha me guió un ojo divertida, restando importancia a la situación para que no me mortificará — Creo que es el momento del chisme...
— ¿Qué chisme, querida cuñada?
— Ya sabes, estuve mucho tiempo afuera y no es lo mismo que me lo cuenten por Skype, que en persona. — Sasha se acercaba a la mesa y bajaba la voz en una postura enigmática — ¿Qué hay de esos sabrosos soldados?
Valeska se puso de un color rojizo que competía con su cabello. Ellas se encargaron de contarme la mayoría de las cosas para que estuviera al tanto, o para incluirme en su círculo, como quieran llamarlo. Me parecía gracioso que dijeran "hora del chisme" a una merienda tranquila sin hijos ni parejas, y ciertamente me gustaba mucho.
— Ellos están súper, con mucho trabajo gracias a los nuevos comercios que piden nuestros servicios de seguridad.
— No era eso lo que quería saber...— Canturreo Sasha haciéndome reír
— Ya lo sé, estúpida. — Le arrojó a la cara un pedazo de la tostada con al que acompaaba su café con leche, y aterrizo perfectamente en la nariz respingada de la morena — Solo no que'ria decirte que tengo sexo caliente con tres hombres, super calientes.
— Oh amiga, eres mi heroína. Siento celos, no de tí, sino de todo ese sexo que mantienes. Hasta tu piel se ve resplandeciente.
— Es que tuve que recuperar el tiempo perdido. — Los ojos verdes de Valeska brillaron con el recuerdo de algo pecaminoso, de eso estaba segura — Tuve una temporada de exámenes en la universidad que estaban matándome, sin el apoyo de mis hombres no podría haber llegado viva hasta la recta final.
Claro, algo de eso me habían contado. Los novios de Valeska le ayudaron a iniciar su culturización, quería ser una profesora. Me parecía muy lindo que la acompañarán en eso, que potenciarán lo que era como persona y le dieran todas las herramientas posibles para su futuro.
Cody fue un patán en ese sentido, (y en muchos otros más). Mi carrera como abogada fue diezmada, Cody se había traspasado de abogacía a la policía y considero que yo misma no debía seguir. Claro, no me obligó a hacerlo pero ahora veía las sutiles maneras de manipulación que ejerció.
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La Guerrera de los Salvatore
RomanceTercera entrega de la serie "Los Placeres de Masium" Cuando el marido de Betania muere en un acto heroico, ella queda embarazada y sola. Ella realmente no llora la pérdida del amor, y aunque le afecta, lo que realmente la trae devastada era saber qu...