06. Un café en el Central Park

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—¡Hey, hiciste trampa!

Max no estaba realmente enfadado. Si bien era competitivo en todo lo que se proponía, ese día era la excepción. Ni siquiera bufó cuando en respuesta recibió una risa un tanto floja y jovial. Al contrario, las comisuras de sus labios se levantaron traviesas y sus dientes se asomaron ligeramente entre ellos en una suave sonrisa, cómplice de la broma de la que estaba siendo partícipe.

—No es mi culpa que seas demasiado lento. Llevamos haciendo esto tres fines de semana; ya era para que estuvieras en forma.

A Sergio le gustaba pavonearse cada que tenía oportunidad, sobre todo si Max estaba presente. Nunca desistía de hacerlo, ni siquiera en los días en los que estaba montado en su bicicleta, vestido con una chamarra acolchada, pantalones de lana y un casco protector que lo hacía ver demasiado profesional. Las rodilleras también formaban parte de la vestimenta, aunque pasaban desapercibidas ya que eran del mismo color que sus pantalones y eso permitía que luciera mucho mejor.

Quizás andar en bicicleta en invierno no era la mejor idea del mundo. El asfalto solía llenarse de nieve y eso los hacía más propensos a sufrir accidentes como caídas y derrapes; sin embargo, seguían todas las recomendaciones de las autoridades al pie de la letra para hacerlo en esa temporada y así no sufrir algún percance.

—Te ves muy tonto cuando sonríes así, ¿lo sabías? —Max, como siempre, intentaba defenderse de alguna manera. Sergio era demasiado astuto para las bromas y él a veces se quedaba sin saber qué responder, cosa que era sorprendente tomando en cuenta que él era muy bueno en esa clase de cosas.

—Solo estás de mal humor porque tienes frío. Enero está por terminar y pronto quedará solo un mes más para la llegada de la primavera. ¿No es esa una buena noticia?

—No cuando aquí la primavera se siente como más invierno —respondió Max, bajándose de su bicicleta. Sergio lo imitó—. Tú deberías saberlo mejor que nadie; vienes de un sitio más cálido. ¿Cómo es que no te molesta el frío?

—Aunque no lo creas, me gusta. Es cierto que de dónde provengo hace más calor, pero el frío no me molesta. Creo que ya me acostumbré.

—Nadie se acostumbra al frío —Max seguía en desacuerdo—. Ni con un montón de suéteres encima.

—Así como nadie se acostumbra al calor —Sergio detuvo un momento la caminata a un lado de su bicicleta para quitarse el casco protector. Su cabello estaba más corto que a finales de año pero aún caía uno que otro mechón con gracia sobre su frente. Max lo miró de reojo y después hizo lo mismo—. Claro que agradecería un clima más templado, pero prefiero el frío antes que al calor... Espera un momento —hizo una pausa—. ¿Se puede saber por qué estamos hablando del clima?

Max sonrió al escuchar la pregunta.

—Fuiste tú quien sacó el tema. Eres algo así como un anciano.

—¡Tenemos casi la misma edad!

—Dos años significan mucho para mí. Puedo verte las canas desde aquí... Mira, aquí tienes una —Max estiró la mano para tocar la parte delantera de su cabello, sin darse cuenta de que Sergio contuvo la respiración. Segundos más tarde, lo sacudió levemente y volvió a sonreír a modo de travesura—. Nah, solo era un copo de nieve.

Arroz con leche || ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora