14. La razón de Sergio y los 48 puntos

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—¡Le aseguro que Sergio está confundido, director! ¡Ninguno de los dos sabemos por qué Esteban está diciendo esas cosas!

Christian dio un profundo suspiro.

—Fernando; ya no tienes que actuar como si no nos conociéramos desde hace años. Geri ya se fue.

Fernando, al escucharlo, relajó su postura en el asiento.

—Haberlo dicho antes —repuso con alivio—. Se me estaban acabando los diálogos de sorpresa.

Christian se le quedó mirando fijamente un momento, preguntándose hasta cuándo ese hombre conseguiría sorprenderlo con sus  ocurrencias. Luego volvió a fijar su atención en Sergio, quien estaba observándolo en silencio.

—Te hice una pregunta, Sergio. ¿Por qué Esteban está diciendo esas cosas? —retomó la conversación, estudiando cada uno de sus movimientos.

Sergio arrugó la nariz, como si algo le molestara, hasta que por fin se animó a responder:

—Porque es un imbécil.

—En eso estoy de acuerdo —secundó Fernando, y ambos sonrieron con complicidad.

Christian negó con la cabeza, juntando ambas manos a la altura de su pecho en forma de plegaria.

—¿Pueden actuar como adultos, por favor? —preguntó, mirándolos con reprobación—. A ver, Sergio. Necesito que me expliques qué está pasando con Esteban. Desde que entraste a mi oficina noté lo tenso que estabas. ¿Lo conoces de algo?

Sergio suspiró. Christian no estaba enterado de todos los detalles de su pasado en Los Ángeles. Sabía lo que había hecho Toto y las consecuencias generadas por ese video tanto en su vida académica como personal, pero desconocía de la rivalidad que tenía con Esteban y de su participación en el escándalo. Nunca consideró que fuera relevante, sobre todo si se suponía que no lo volvería a ver. Sin embargo, ahora que los planes habían cambiado, no tenía idea de cómo explicárselo. Tan solo recordar la humillación que había sufrido frente a sus compañeros de clase por obra de Esteban le llenaba de vergüenza.

—Sí... lo conozco —admitió con desgano.

—Bien, muy bien. ¿Puedes ser más específico?

—Claro —se jaló el cuello de la camiseta para refrescarse. De pronto le había dado mucho calor—. Esteban...

—¿Sí?

—Él...

—Te escucho.

—Bueno, él...

Las palabras no salían de su boca. Se había cohibido. No era como si fuera a admitir algo muy malo, pero los dolorosos recuerdos continuaban bombardeando su mente, bloqueando cada idea que quería formar en su cabeza para responder.

Fernando se dio cuenta de eso, así que colocó una mano sobre su hombro para reconfortarlo y habló por él:

—Esteban fue una de las personas que participó en el acoso de aquel día. Sergio y él eran compañeros de clase, pero tenían una relación complicada. Esteban siempre se encargó de fastidiarle la vida en el instituto prácticamente desde el primer semestre solo porque le tenía envidia. No sabemos cómo fue que dio con tu escuela, pero entiendes el peligro que significa que esté aquí, ¿verdad?

Christian asintió, captando la indirecta.

—Lo sé, pero por ahora no puedo echarlo sin justificación alguna. Firmó un contrato por dos años, sería sospechoso que lo hiciera...

Arroz con leche || ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora