♞ Competencia

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El viaje de regreso a lo de Blake fue silencioso, mas no incómodo

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El viaje de regreso a lo de Blake fue silencioso, mas no incómodo.

Era obvio que estaba muy molesta por lo ocurrido en la casa de Elena y no era para menos. Incluso yo, que apenas había llegado a escuchar parte de la conversación, me irritó hasta la médula.

Deseé poder decirle algo que la sacara de aquel estado de mutismo y seriedad, pero temiendo empeorar las cosas, permanecí sin emitir sonido.

—Lamento que hayas tenido que presenciar eso —musitó Blake en cuanto apagó el motor del vehículo frente a su casa.

Nos quedamos en el interior a oscuras y yo, algo inquieta, asentí en señal de gratitud.

Con seguridad, los problemas de Blake con su ex suegro no eran poca cosa; sin embargo, no podía permanecer neutral cuando era evidente que mi presencia empeoraba una situación ya complicada.

—No debí haberte llevado.

La miré en la penumbra y, gracias a la tenue luz de las farolas de la vereda, noté sus ojos fijos en la calle. Oscuros, atentos, penetrantes.

—Si lo dices porque no estabas segura–

—Lo digo por Robert —me cortó, quizás anticipando que me molestaría la forma en que formuló aquella frase.

—Creo que te ofendió más a ti que a mí —observé con calma, aunque no menos dolida.

—No lo conoces, Ava. Robert no necesita decirme lo que piensa de ti. Créeme lo sé muy bien. Es lo que ha creído de todas las mujeres con las que supuse que salí.

Callé y me retorcí incómoda en el asiento. No me atreví a preguntarlo. Era evidente que, a los ojos de ese hombre, nunca nadie estaría a la altura de su hija. Ni siquiera Blake.

—Pero a mí no me interesa lo que piense. —Apresurada, tomó mi mano. Me obligó a mirarla—. Nunca me interesó, ni siquiera cuando Nat estaba viva. Lo que quiero decir es que no tendría que haberte expuesto a conocerlo, no todavía.

—Tú no sabías que él estaría ahí.

—No. Pero... Igual. Me siento fatal. Tú no eres solo mi socia, Ava. Lo sabes, ¿verdad?

Sonreí. Sabía que era más que eso.

—Y lo cierto es que tampoco podía presentarte a él como alguien en mi vida, cuando todavía no he hablado con Eli.

—Eli no es la niña inocente que tú supones —me burlé y miré nuestros dedos entrelazados, relajándome ante las suaves caricias que dejó sobre mi piel.

No anticipé sentirme tan bien con ella, alcanzar este estado de felicidad que era tan distinto al que me daba mi vida en Devon. Esto era superior y ansiaba descubrir cuál era el límite, o si es que habría uno.

Blake exhaló una risita, apartó un salvaje mechón de cabello que caía sobre mi rostro—. ¿Qué te dijo?

—¿Qué te dijo a ti? —contraataqué al notar que Blake se ruborizaba.

El arte de ceder (o La indómita naturaleza de Ava) © - GirlsloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora