capitulo 4

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Capitulo 4

Dafne.

La cena terminó hace más de treinta minutos aproximadamente y aún sigo en la casa Robinson. No he vuelto a hablar con Jonathan en toda la noche, él está sentado en el mueblo al otro lado de la sala frente a mí y jordán.

Se ha dedicado a observarme en silencio desde el momento en que tomo asiento en donde se encuentra, creo que si alguien le preguntara sobre que conversamos, no daría una respuesta concreta para ello, no ha opinado en lo más mínimo.

Si lo que Jonathan quieres es intimidarme lo está consiguiendo, lo miro a la cara y solo puedo apreciar el gris que adorna sus profundas cuencas oculares. No sé el porqué de su mirada tan intensa hacia mí, cada vez que observo ese color que el posee siento que me pierdo.

Arrugo mi frente y le sostengo la mirada. Que el sienta que también yo puedo mirar su rostro y no intimidarme.

—Cariño ¿vendrás a casa está noche?— mi madre toca mi hombro y salgo del hechizo en los ojos de Jonathan.

Aparto la mirada de Jonathan.

—No mama, aún seguiré en casa de paula sus padres siguen de viaje aún.

—Bien, ¿te irás ahora? —pregunta mi madre y asiento.

Me pongo de pie y soy acompañada por ambos hermanos Robinson que siguen mi movimiento.

—¿Te estás quedando en la casa de paula?— Jordán detiene mis pasos cuando estoy avanzando a despedirme de sus padres .

—si.

—te llevare entonces—dice —, así vere a la parlanchina de tu amiga un rato.

—Bien no hay problema en ello.

Me alejo de Jordán y me dirigí a donde se encuentran sus padres que se despiden de los míos, la despedida no nos toma más de diez minuto ya que Emma nos propone venir a almorzar mañana y pasar más tiempo juntos. Tomo mi bolso y acompaño a mis padres a la salida. Paso mi mirada por toda la sala en busca de los hermanos Robinson y no doy con ninguno..

Despido a mis padres que se marchan, siento unos pasos acercase hasta mí y por el rabillo del ojo veo la figura de mi madrina. Emma Robinson.

—Cariño pasa algo, te sentí distante en la cena hoy.

Toca mi hombro y volteo mi rostro hacia el de ella.

Miro esos posos grises que ella posee y que alguien tan bien posee y me gusta perderme en ellos.

—no es nada importante— me escucho decir luego de unos segundo.

Emma toma mi rostro entre sus delicada manís y me observa fijamente mi ojos sin pestañear en ningún momento.

—si sabes que soy como una segunda madre para ti y que no me molesta que me cuentes tus cosas—dice sin apartar la mirada de mí. —. Siempre estaré aquí para escucharte.

—Lo se madrina— contestó con una amplia sonrisa, no sé a qué viene esta conversación.

Asiente no muy convencida de mis palabras.

—Te espero mañana aquí nena— susurra Emma mientras me estrecha fuertemente en sus brazos. —no vuelvas a escapar.

—No lo haré, lo juro—sonrió.

Emma se dirige nuevamente a la enorme casa y siento mi teléfono vibrar al fondo de mi cartera, lo rebusco hasta dar con el aparto y veo un mensaje de jordán. Sin pensarlo dos veces abro el mensaje y de todo lo que me pudo haber pasado hoy esta no me la creo.

Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora