Capitulo 19

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Capítulo 18.

Dafne.

Sus manos recorren toda la longitud de mi espalda desnuda, llevándose la arena pegada a mi espalda con sus caricias. Aun estamos tumbados en la arena admiranda el cielo estrellado, estoy agotada y quiero dormir, pero pasa este momento con él me resulta agradable.

—¿Al menos me dirás su nombre?— pregunta Jonathan sumamente bajo y se a lo que se refiere.

—¿Qué nombre?

Bufa. Parece que le cuesta decir lo que quiere.

—Sabes que nombre Dafne. ¿Lo conozco?

No necesito más palabras para saber a lo que se refiere.

—¿Lo dejarás si dijo que fue hace mucho tiempo?— musitó.

—No.

Nos quedamos en silencio. Levanta su hasta estar de lado apoyado en uno de sus codo, nuestros rostros quedan de frente por la posición. Lo miro a los ojos sosteniéndole la mirada por un largo tiempo, en ella hay miles de pregunta que buscan ser contestada por, pero de todas ellas una en especial y es la que hizo hace minutos atrás.

Subo mi mano hasta su cabello para apartarlo de su frente, aún está húmedo y con algo de arena. La mano de Jonathan va a parar en mi cabello igual que la mía con la única diferencia que él si juega con el largo de mi cabello.

Me dejo caer de espalda otra vez relajando mi cuerpo con sus caricias y besos.

—¿Tú estuviste con alguien más Jonathan?— preguntó.

—Si— abro mis ojos y lo encuentro a centímetros de mi labios empezando un rozó suave y delicado. —. Y si te lo preguntas bonita no fue como tú. Tú no saliste de mi cabeza en cinco años Dafne.

Nuevo mi cuerpo hacia el de él tumbándolo en la arena para subirme a horcadas sobre él. Me veo pequeña con su gran cuerpo bajo el mío, los dos aros grises que posen por ojos bajan hasta dar con la imagen de mis pechos firmes y expuestos ante su vista. Aparto mi cabello llevándolo detrás de mi espalda para darle una mejor vista de ellos a Jonathan que lo mira como si nunca en su vida había visto dos pares de pechos ante él. Me gusta causar esa relación en el, que me admire como una cosa única y que no está seguro de tenerme.

Lo cubre haciendo que se pierdan en sus grandes manos y estrujarlos sin llegar a lastimarme con ello. La calidez que desprende sus manos se siente bien ante la brisa fría de la playa. Pellizca mis pezones haciéndome temblar levemente y jadea sin discreción. No ha hecho más que acariciar y pellizcar a su antojo mis pequeños pechos y yo ya siento la necesidad de tenerlo dentro de mí otras.

Con demasiada urgencia.

Pongo mis manos a los lados de su cabeza inclinándome hacia su cuerpo buscando sus labios para besarlo como quiero, pero él tiene otros planes al quitar sus manos de donde estaban antes y posarlas en mis nalgas y apretarlas con fuerzas. Otro jadeo se escapa de mis boca haciéndole sabe que me gusta lo que hace.

—No me gusto que otro te tocara Dafne. No puedo vivir con esa idea.

—Estamos a manos si tú estuviste con otra.

Si depende de Jonathan que hablemos sobre lo que pasó hace cinco año y lo arreglamos nunca pasará por que él tiene las mil formas de hacer que me olvide del tema solo con unas caricias precisas.

Así de fácil soy cuando es él el que me toca.

—Ningún estamos a manos Dafne. Nadie debió de tocarte mientras yo no estuve— besa mi cuello.

El ya sabe que mi punto débil se encuentra ahí y que un par de beso caigo. Lo odio.

—Te escuchas como alguien machista en ese tono— lo provoco a que se enfurezca con esto. —. Te fuiste y seguí mi vida, tú seguiste la tuya.

Comienzo a mover mis caderas en círculo sobre el que ya está muy despierta y dispuesta a seguir con lo que estamos empezando. Llevo mis labios a su oreja, lo recorro con la punta de mi lengua muy despacio por unos segundos que parecen acabar con su control en él y en mí.

—Me reprochas que estuve con otro cuando fuiste tú el que me  dejaste tirada, necesitada y olvidada aquí Robinson, lo hiciste cuando me juraste que siempre estarías conmigo y solo fuiste y buscaste un remplazo. Eso es machista de tu parte— finalizó midiendo despacio el óvulo de su oreja.

Su mano va a mi cuello cerrándola al rededor de él ejerciendo un poco de fuerza sin lastimarme, vuelve a poner mi rostro frente al suyo sin soltar el agarre en mi cuello. Elevó un poco mi cadera cuando lo siento meter su miembro en mí sin permiso y sin aviso. Trato de gemir y lo único que consigo es soltar una pesada respiración a cambio por el agarre en mi cuello. Mi respiración se vuelve inestable con los primero movimientos.

Nunca lo había montado y mi interior está haciendo todo lo que puede para adaptarse a lo grueso que me invade ahora. Sabía que él estaba bien dotado de ahí, pero nunca pensé que fuera hacia cada vez que intentáramos una posición nueva, es como si él me partiera en dos y me hiciera sufre con placer.

Trato de pasar saliva por mi garganta seca para ignorar el dolor.

—Sabes lo que deseaba volver a tenerte Dafne— me penetra sin medir fuerzas, ni en mi sexo ni en mi cuello. Quiero gritar y no puedo. —. Y no hablo de follarte ni tener tu cuerpo como ahora, hablo de escucharte y verte. De qué me pudieras llamar y hablar de nuestro día a día, de saber cómo estabas y cómo iba tu vida y no tener que esperar que mis padres o Jordán mencionaran tu nombre para volver a sentirme vivo solo con eso. ¿Sabes acaso lo que luche por volver por ti?

Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora