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Capítulo 10
Dafne
Despierto un poco desorientada de en donde me encuentro, al abrir mis ojos lo primero que veo es el Dragon pintado en el techo y medio sonrió al saber en dónde estoy. Palmeó ambos lados de la cama en busca de un musculoso cuerpo, no lo encuentro y me levanto perezosamente estrujando mis ojos.
No sé qué horas serán, la habitación de Jonathan se encuentra aún oscura y es debido a las cortinas oscuras que lo adornan. Estiro un poco mi cuerpo adolorido y paso mi ojos por toda la habitación.
Veo varias cajas cerradas y arrugo mis ambas cejas por ello.
Jonathan lleva más de una semana que llego aquí, ha estado unidos y aún no ha desempacado, pero si mal no recuerdo es que hace varios días estuve en su habitación y no vi ni una de estas cajas ni siquiera recuerdo si su habitación estaba tan vacía como ahora.
A parecer han movido casi todos los mueble que decoraban el espacio.
Suspiro.
Me levanto de la gran cama con toda la fuerza que no poseo ahora mismo, al estar en pies siento un leve temblor en mis piernas y caigo sentada en la cama. Al parecer llevo mucho tiempo dormida ya que siento mis piernas un poco adormecidas. Sobo mis mulos para que la incomodidad será un poco más leve.
Cuando logro ponerme en pies me dirijo al baño de Jonathan. Todo está perfectamente limpio y ordenado. Veo mi reflejo en el enorme espejo frente a mí y hago una muesca de horror al ver mi estado.
Todo mi pelo está enredado y parece una maraña de puro cabello castaño, trato de acomodar un poco de él y es una misión fallida necesitare la ayuda de un cepillo para ello.
Bajo la vista al lavamanos, veo un cepillo dental que se conserva en su empaque aún. Lo tomo y abro para utilizarlo. Diez minutos después estoy dentro de la ducha y dejo que el agua tibia recorra mi cuerpo llevándose un poco de la pesade con él. El jabón líquido de Jonathan recorre mi cuerpo enjabonado, me enjuago con bastante agua para que el olor al hombre no sea tan intenso en mí.
Salgo nuevamente a la habitación envuelta en una pequeña toalla y busco mi ropa por todo el lugar y no la encuentro. El sonido de la puerta me espanta al ser abierta.
Por ella entra Jonathan que mantiene una conversación por su teléfono y al parecer es con su hermano jordán, lo escucho discutir por un auto.
Llega hasta mí y me extiende mi ropa doblada, la tomo y el olor a limpio llega hasta mí. Al parecer la lavo. Dirijo mis pies al baño nuevamente para cambiarme y él lo impide tomándome de la cintura, me giro en sus brazos y alzó una de mis cejas, mueve sus labios, pero sin emitir sonido.
Me pide que le dé un minuto y lo hago evitando su mirada gris que sea dedicado a observarme en silencio.
—¿Dormiste bien? — pregunta al cerrar la llamada.
—si.
Una pequeña sonrisa se asoma en sus labios al escuchar mi respuesta.
Sus manos van a mi cabello envuelto en un moño un poco desordenado y lo peona con suavidad. Uno de sus dedos pasa por la longitud de mi cuello y va bajando por mi clavícula. Se detiene una parte de esta que al hacer contacto con su dedo arde un poco, mira mis ojos y me sonríe de lado. Dirige su nariz al hueco entre mi cuello y hombro.
Aspira mi aroma que es igual al de él y besa mi cuello, el simple beso manda corrientes eléctricas a todo mi cuerpo.
—Hueles a mi Dafne— dije con voz grave.