Capitulo 9

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Capítulo 9

Dafne

El día de hoy han sucedidos muchas cosas extrañas.

Uno.


Jonathan aprecio en mi casa para invitarme a salir. Él que se alejó cinco años y pensé que me había olvidado.

Dos.

Me llevo a una feria y esta fue la mejor salida que he tenido en todo el verano. Pero eso no lo admitía cerca de él.

Tres.

El comportamiento de mis amigos los "enamorado". Si era consciente de lo que pasaba entre ambos, nunca se han esforzarlo en ocultarlo y es por ello que en este preciso momento Jonathan y yo estamos teniendo una demostración de puros sonidos de ello.

Hace tres minutos exactamente a mi querida amiga se le olvidó en donde nos encontramos y mi querido amigo casi hermano parece no molestarle el hecho de hacerle saber a cada habitante de esta casa lo bien que se maneja estando con paula.

Sus gemidos, gritos y jadeo son lo único que Jonathan y yo hemos escuchado durante estos tres minutos.

—Veo que tu amiga la loca no pierde el tiempo— bromea

Yo tampoco sabía ese detalle.


—Tu hermano tampoco—respondo.

Suspira y gira su rostro y todo su cuerpo hasta mí, yo me quedo en mi posición sin hacer ningún movimiento.

—Lo único que me consuela es saber que mis padres no están en casa.

Suspiro al escucharlo y cierro mis párpados para pensar en cualquier otra cosa que me distraiga de esos sonidos. No pasa mucho para sentir uno de los dedos de Jonathan jugar con un mechón de mi cabello, no dijo nada ya que es un toca suave y delicado.

Los minutos pasan y ya no logro escuchar a Jordán y Paula, pero aun soy consciente del que el hombre a mi lado no ha dejado de jugar con mi pelo. Si respiración es cada vez más pesada de lo acostumbrado cuando se cansa de mi pelo lo siento acariciar mi mejilla y la esquina de mis labios.

Sus toques me aceleran el corazón, hace tiempo que no sentía una caricia como las de Jonathan, creo que solo él sabe lo que mi cuerpo necesita y cómo hacerlo reaccionar.

—¿Estás dormida? — murmura bajo pero tan cerca de mí.

Niego y siento la cama hundirse bajo su peso cuando acorta la distancia hasta mí.

Sus caricias no se detiene y baja a mi cuello, pierdo la cuenta de cuántas veces su dedo sube y baja por el mismo camino que él se han encargado de trazar. Pasa por mi mandíbula y se detiene en mis labios, se toma su tiempo en ello.

Su siguiente parada es mi nariz, traza círculos en la punta de esta y no puede evitar reír por las coquillas que producen su movimiento.

—Voy a estornudar si sigues haciendo eso Robinson.

No veo sus expresiones ya que mis palpados siguen cerrados, estoy disfrutando de esto. Gira mi rostro en su dirección y deja un beso en el inicio de mi nariz. Peina ambas cejas y vuelve a poner su atención en mis labios.

—Me gustan— lo oigo decir.

—Eso veo Robinson.

—Antes no eran tan relleno— resopla —, no los recordaba tan rellenos— confiesa.

Sigue con su cometido de acariciar mis labios, luego de un tiempo de estar vagamente perdido en mis labios retira su mano de mi rostro. Abro mis ojos y lo encuentro perdido en sus pensamientos mientras me mira. Sus ojos se han vuelto más gris que de costumbre y he notado que suelen tomar ese color agresivo cuando está cerca de mí.

Dirijo mi mano a su pecho desnudo, veo la cadena de oro brillar en su cuello. Le obsequié esa cadena hace mucho tiempo. El dije es un guante de boxeo con sus iniciales.

—Aun la tienes— dijo bajo y el asiente.

Detallo los tatuajes que tiene en su tórax. A diferencia de su brazo izquierdo que esta lleno de tinta su pecho solo se mantiene con dos tatuajes en él. Uno es un dragón, el cual abarca parte de su pectoral derecho y llega a mitad de su brazo, este solo tiene tinta en color negro. El otro tatuaje se sitúa debajo de este y es una especie de rasguños de algún animal feroz.

Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora