Capítulo 6
Dafne
—Me iré— murmuro en un pequeño susurro. —, pero antes tengo que a tender tu herida.
Jonathan Baja sus ojos al pequeño corte que aún no he curado. Me acerco hasta él y me empino sobre mis pies para poder alcanzar el alcohol y algodón que están sobre el estante, no logro alcanzarlo y en su lugar Jonathan toma mi cintura y me pega a él.
Cada bello de mi cuerpo se eriza al sentir su toque.
—Te ayudo— dice y lo toma sin ningún problema. —, aún no creces bonita.
Me extiende ambas cosas y seguido se dirige a la espaciosa cama situada en medio de la habitación, mis ojos siguen cada movimiento que hace y lo sigo. Trato de no mirar cada cosa que se encuentre en esta habitación, sé que al verlas traeré recuerdos que pensaba haber olvidado. Al llegar cerca de su cama, deja caer todo su peso en la orilla de esta y palmea el lugar a su lado para que haga lo mismo.
Suspiro en mi lugar y llego hasta el, a diferencia de Jonathan no me tiro en su cama, sino que lo hago con suma delicadeza y cuidado, el me observa desde su lugar y reí bajo por mi actitud.
—Si quiere puedes voltear un poco tu cuerpo a mi dirección— se inclina para estar cerca de mi oído y me espanto ligeramente al sentirlo tan cerca. Giro mi rostro hasta encontrar el de él y quedamos a centímetros. —, dijo tendrás que hacerlo para poder curar la herida.
Asiento y me giro sólo un poco en su dirección, él no se mueve de lugar y seguimos estando bastante cerca el uno del otro, su mirada sigue fija en mis labios y por inercia atrapo mi labio inferior entre mi boca y lo remojo un poco, lo veo pase saliva pesadamente por su garganta y sube su ojos grises hasta encontrar los míos.
Hoy se encuentran más grises que de costumbre.
Soy la primera en romper el contacto visual y me centro que curar la herida. Mientras más rápido sea esto mejor, no creo contenerme mucho a su lado.
Pienso en besarlo y rápidamente alejo ese pensamiento. No puedo volver a besar a Jonathan eso no terminaría bien.
Después de preparar algunos algodones con alcohol vuelvo a subir mis ojos a los de él y lo veos perdido en sus pensamientos.
—Puedo— señaló su brazo. Asiente y lo extiende a mí. Dudo en si tocarlo o no, podría solo pasar la pequeña bola de algodón sobre la superficie y así no tocar su piel.
—Dafne...
—No quiero tocarte más de lo debido Jonathan—solté exasperada. —, no puedo tocarte.
Evitó sus ojos.
—¿Y porqué quisiste curarme?, no está obligada a ello. Te lo dije hace un momento y sigo manteniendo mi palabra, no te obligaré a nada, pero tampoco quiero que te sienta presionada a hacer algo que no quieres. No conmigo.
—Lo se.
—Entonces ¿puedo saber porque no quieres o no puede tocarme? — pregunta buscando mis ojos.
Suspiro.
Ni siquiera yo sé por qué no quiero tocarte.
Ambos seguimos en silencio y el no aparta la mirada de mí, evito a toda costa el mirar el gris que adorna sus ojos, si lo hago caería en el hechizo que hacen en mi y no puedo permitir eso.
Reúno toda la fuerza posible y me atrevo a toma su brazo con cuidado de no rosar la herida, no me pasa desapercibida la fuerte corriente que recorre mi cuerpo en estos momentos, el solo tocar a Jonathan me afecta en gran manera. El sonido de nuestra respiración es lo único que se escucha en la amplia habitación, siento el peso de su mirada sobre mi y no me atrevo a alzar mi rostro y encontrarme con ello.