Versos que no son versos

La última carta (Un adios, sin un hola)

Él se levantó desconcertado, no sabía dónde se encontraba. Pero recordaba lo que pasó la noche pasada. Aquel cabello rojizo, aquellos labios color carmesí,

Aquella forma vibrante de hacerle el amor.

Aquella mujer que lo busco y lo descoloco.

Ni siquiera se dirigieron la palabra.

Pues la chispa que creaban encendió una llama que no se apagaba

Y lo privó de sus palabras.

Aquella noche perdió el sentido.

Estaba un poco ebrio pero eso no le afecto para recordar cómo sus cuerpos se entregaban por completo.

No la encontró a su lado. Lo que encontró fue un trozo de cartón sobre la almohada. Lo leyó con ojos esperanzados.

Soy cursi lo siento, no podía irme sin decirte esto.

La mejor noche que he pasado. Me he sentido amada, encanta y hechizada por tu presencia...tú esencia...tu fragancia.

Tu tacto, tú lengua, tus besos que acariciaban toda mi piel desnuda, me enloquecieron.

Tus labios que buscaban con tanta necesidad que no me dejaron completar lo que quería hacerte. Me alegra conocerte...aunque haya sido solo por una noche. Espero que tú también lo hayas pasado excelente.

Adiós

Él sonreía pues había sido la mejor noche de su vida.