Versos que no son versos

Eso nunca...

El llevaba años enamorado de ella...
Ella la chica hermosa, popular, con labios apetitosos, cuerpo esbelto, voz de sirena y cara de ángel...
La ha visto crecer desde que tenía 6 y hoy ya casi tenía 18.
Siempre había sido su amigo y nada más.

Nunca había intentado algo con ella.
El era un...hermano para ella, así se lo había dejado claro

y el por no perderle lo había aceptado.

Aquella tarde en el partido de semifinales el anoto un gol y la miro...

Ella brincaba de emoción y sonreía.

El orgullo y la adrenalina que corrían por sus venas era tan grande que se acercó a ella la tomó de la cintura y la beso... Como nunca antes, como había soñado...

No, era mucho mejor de lo que había soñado.

Ni siquiera se dio cuenta cuando ella se había apartado y una cachetada le había propinado.
El la miro con una sonrisa en los labios y ella tenía una cara de que no sabía qué pasaba.
El ya se iba a los camerinos, pues ya era medio tiempo... pero se devolvió y le dijo:

- Entre todas estas mujeres que hay aquí...tu siempre serás la más hermosa para mí. Te quiero.

La cara de ella era un poema complicado de entender.

El no supo leerlo pero pensó positivamente.
Se fue feliz...le había dicho que la quería. No se atrevió a decir que la amaba porque era muy pronto para ella.

Para el ya era un hecho. Casi levitaba de la emoción. Esto debió hacerlo hace mucho

Y no sufrir, como había sufrido todos esos años encerrando sus sentimientos.

Ahora ella ya lo sabía.

Al regreso el estómago se le apretó y sintió nauseas... ya no estaba donde siempre estaba. Jamás se había ido de un partido.
¿Que había hecho? Es su culpa que se haya ido lo sabía, lo sentía.

Se sentía mal, esa cachetada que no sintió y esto, le demostraban que había sido rechazado.

El resto del juego, jugó tan mal que lo tuvieron que mandar a banca( cosa que nunca había pasado).
Ese fin de semana fue el más duro de su vida. Le había escrito y ella no le contesto. Quería ir a su casa pero sería demasiado.

El domingo sus padres le preguntaron por ella, ya que todos los domingos almorzaba con ellos. El dijo que estaba un poco enferma, aunque el enfermo... pero de amor era otro.

El lunes fue a clases. Era la última semana del colegio, quería verla y hablar con ella. Pero no la encontró por ningún lado.
Había desaparecido por completo. No contestaba sus mensajes, llamo a la casa y le dijeron que no estaba... Su desesperación iba en aumento.
La pesadez en su estómago no se iba desde aquel día.
Sus ilusiones se iban esfumando como el recuerdo de aquel beso.
El miércoles ya perdía toda esperanza de verla.
Siempre en la última semana de clases era para despedirse, todos tomaban caminos diferentes unos iban a una universidad otros a otras.
En cambio ellos habían hecho un pacto de que irían a la misma universidad ya lo habían planeado todo.
Fue la mención de su nombre lo que le hizo levantar la cabeza y lo saco de su profundo pensamiento.

― ...Si, acepto ser mi novia. Iremos a la misma universidad. Así que estaremos juntos todo el tiempo.
Por fin la tengo donde la quería. Se había negado todo el maldito año.
Y por fin podré divertirme con ella.

La sangre le hervía de la rabia. El solo buscaba divertirse con ella. Y ella había aceptado salir con él.
Sabía que ese tipo. a pesar de ser guapo no la atraía. ¿Y entonces porque acepto?
Un impulso lo levantó de su silla y agarro a unos de sus amigos por el cuello. Si, ese con el que ella ahora salía era su amigo.
-Donde le hagas daño, juro que te parto la cara y lo tiro de nuevo en su silla.
Nadie dijo nada, las caras de todos era de asombro y entonces la vio... Ella venía con una bandeja de comida. Se dirigía hacia la mesa. El solo la miro un momento.
El amor que sentía por ella no había muerto era más profundo e intenso que antes.

Pero ya entendió el mensaje. Ella no lo quería de aquella manera.
El salir con uno de sus amigos era la prueba de que él se había enamorado solo, que él solo era su amigo.

Aunque ahora ya ni sabía que eran.
No le dijo nada y salió.
Los dos días que faltaban para que se acabará el curso escolar el no fue. Se dedicó a recoger sus cosas.
Había decidido ir a otra universidad, no muy lejos de la que había planeado ir;

Pero lo suficiente para no ver a su amigo y a la mujer que amaba agarrados de la mano.

Recibió un par de mensajes los cuales borro sin leer.

En la bandeja del correo había más mensajes de ella. Pero el los borraba. Para que iba a leerlos. Ya sabía lo que tenía que saber. Ya estaba claro todo. No había que hablar ni aclarar nada todo estaba como tenía que estar.

A la puerta de la casa tocaron. Pero no había nadie. Sus padres habían salido con sus hermanos.
Solo estaba él y era como si nadie estuviera ahí.
Se asomo por un costado de la ventana y la vio...
quiso salir a su encuentro pero no, para que para que le dijera que estaba saliendo con su amigo y lo destrozara más de lo que estaba.
No, ya estaba más que humillado.
No iba a permitir que lo que quedará de el lo pisoteara más.

El lunes por la mañana ya tenía todo en el carro.
Ya se iba...entre besos y abrazos y los sollozos de su madre se despidió.
Se iba subiendo al auto cuando una mano le apretó el antebrazo.
― ¿Que estás haciendo?
Aquella voz le erizo la piel y el corazón se apresuro a latir más de prisa.
―Me voy.
El no se había volteado a verla. No quería. Ya era demasiado tener que cargar con todo eso.
Seguro venía con cara de lástima porque lo había rechazado.
― ¿A dónde te vas?
―A la universidad. Ya voy tarde. Mamá me detuvo con sus sollozos. Ya no quiero más de esos. Soltó una risa sin gracia.
―Pero si la universidad comienza la otra semana.
―La tuya, la mía inicia hoy. Se soltó del agarre de ella y subió al carro.
―Que te vaya bien y seas feliz... le dijo.
Jamás ella había sentido tal rechazo, que él quisiera salir huyendo de ella, que no la mirara cuando le hablaba...

¿Dónde estaba ese hombre que...?
El arrancó el carro y entonces pego un frenazo cuando escucho:
―¿Cómo puedo ser feliz sin ti?
El se bajo del carro, sentía tanta rabia por esa simple pregunta.

¿Cómo podía hacerle tal pregunta?
― ¿Cómo puedes ser feliz sin mí?
Dejame ver... Creo que lo has sido desde aquel partido. No creo que me hayas echado en falta cuando no contestaste mis mensajes y me ignoraste toda la semana. Puedes seguir así. Ya no tendrás que verme y sentirte mal por este estúpido que te ha amado desde hace mucho.

Si, ya lo dije como es. Te he amado desde hace años. Pero tú siempre quisiste una amistad. Lo siento, si esa es tu manera de ser feliz conmigo yo no puedo dártela. Porque yo no puedo continuar con esto me hace daño. Ya me dejaste claro que tú y yo no podemos ser mas nada porque sales con mi amigo. Ya no necesito saber más nada. No necesitas decirme más nada. Esta todo claro.

Ella se aferro a su cuello en un abrazo.
―Eres mi amigo y no quiero perderte. Te he extrañado toda la semana.
El se soltó de sus agarre eso lo destrozaba todavía más.
El tomó una bocanada de aire no supo cuando había dejado de respirar. Le dio la espalda y otra vez se dirigía hacia su auto. Era demasiado difícil Lo que pasaba.
―Te he estado escribiendo y tú me has ignorado. He tocado a tu puerta y me has dejado afuera. No quisiste abrirme.
― ¿Cómo querías que lo hiciera?
―Solo tenías que hacerlo y escucharme. Te quiero.
―Lo sé. Pero no de la misma manera en que yo te quiero.
― ¿y quién te ha dicho eso? Te quiero... no, te amo de la misma manera en que me amas tú.

El se giro, con los ojos llenos de ilusión. Ella le sonrió y se tiro al encuentro de sus labios.

―Solo tenías que haberme escuchado. Y a propósito creo que tu amigo sale con una chica que tiene mi mismo nombre. Ahora vámonos que llegamos tarde a nuestro primer día de clases.

El la miro extrañado y sorprendido

― ¿Qué? ¿Pensabas irte sin mí? Eso nunca.