La última carta (Valorate)

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Ella no era la misma chica hermosa y popular de antes.
Había olvidado que era o que se sentía que un hombre le hiciera un cumplido por su belleza pues se había casado, convertidose en ama de casa a tiempo completo, era madre de una hermosa niña y había subido unos 25 kilos en los últimos años.
Había descuidado su apariencia y no porque quisiera sino porque no tenía tiempo y cuando lo intentaba su esposo le decía que para que lo hacía, si ya estaba vieja y arrugada. Que se quedara asi, si nadie se fijaría en ella aunque adelgazara. Siempre lo decía en tono de juego pero sus palabras se clavaban en su pecho.
El jamás la había golpeado, pero la golpeaba cada vez más con sus crudas palabras y su indiferencia.
Su autoestima en los últimos años había desaparecido. Ya no recordaba lo segura que era de si misma. La habían reducido a una persona vacía que ahoga sus penas en la comida.
Su hija era pequeña y a veces la llamaba gorda igual que hacía su papa. Ella no decía nada pues era la verdad.
Pero le decia que la llamará mamá pues merecía respeto.
Todo esto, para ella era normal. Esa era la vida que tenía, la que ella misma busco. Nadie la obligó. Así que aguantaba callada, no faltaba nada en la casa, su hija tenia todo.
Tenia 36 años y parecía mayor. Era cierto lo que decía su esposo. No encontraría nadie que la quisiera, ni siquiera llamaba la atención como antes.
Así que se refugiaba en la seguridad que el le daba.
Muchas noches ella buscaba un encuentro con su esposo y este sólo la rechazaba con la excusa de que estaba cansado o que tenía que levantarse temprano.
A veces solo lo hacia porque no le quedaba otra salida.
Esto ya se había prolongado por varios años.
Un día ella intento hablar con el y el solo se alteró y comenzó a gritarle; Le dijo que era una mal agradecida e ingrata. Que ella no tenia derecho a exigir nada pues ella no aportaba en la casa, y que ahí se hacía lo que el deseara.
Ella no discutió nada. Pero con eso la había vaciado por completo.
Para vacaciones de medio año, ella se fue a pasar unos días donde su madre y su hermana.
Al llegar, su madre la vio más vacía que nunca.
Intentaba hablar con ella sacarle aquello que la hacia infeliz. Pero era imposible, ella no decía nada.
Su madre nunca le gusto que ella se haya casado con el. Se lo dijo, el no era bueno. Por eso ella no decía nada; no quería escuchar el famoso "Te lo dije"
Su vida no era perfecta. Nada era perfecto. Lo importante es que no le faltaba nada.
Y si lo dejaba...¿que haría?
Pues llevaba años sin trabajar, ella era diseñadora de interiores.
Había hecho un par de diseños para arreglar su casa pero siempre sus propuestas eran rechazadas por su esposo, quien le decía que ella no tenia gusto para nada.
Así que sólo hacia diseños y los guardaba en un portafolio pues eso le encantaba así no fuera buena.
Al final término diciendole a su madre que no estaba pasando una buena temporada, que estaba muy ocupada con las remodelaciones de la casa y con la niña. Y que no tenia tiempo para su esposo.
La mama le propuso que dejará a la niña esos días y que se fuera antes y le hiciera una cena a su esposo y se vistiera espectacular y que pasarán una velada. Ella se emocionó, pues pensó que eso era lo que faltaba. un poco de tiempo solos para revivir la llama. Se fue ese mismo día. Llegó a las 2 am y abrió la puerta suavemente; seguro ya estaba durmiendo y no quería levantarlo. Cuando escucho un grito en la planta alta que la asustó. Salió corriendo y se dio cuenta que ese grito salió de su cuarto. Se detuvo por un momento. Y otra vez un grito, un gemido femenino y su corazón cayó a sus pies, pero se repuso, Quizá este viendo pornografia, ella ya sabia que lo hacía cuando se encerraba en el baño.
Abrió la puerta lentamente, pero la pornografia era protagonizada por el mismo y una mujer que tenía 25 kilos menos que ella. Su corazón se detuvo, su esperanza se le fue de las manos. Su vida se había acabado.
No se había dado cuenta que la cartera se le había caído de las manos y se escuchó un ruido en la madera del piso.
Todo Gemido se detuvo, sus ojos no dejaban de ver la escena; Hasta que se le nublaron con lágrimas amargas de dolor.
No podía creer que estuviera pasando. No podía creerlo. Sabía que estaban pasando una crisis matrimonial pero no pensó que era para tanto...
Tanto Para que la engañara en su propia casa...en su propia cama. Salió corriendo de ahí. No supo como, pues sentía que sus piernas se debilitaban. Escucho su nombre varias veces pero no se detuvo.
Llegó a la esquina casi sin aire, su teléfono no dejaba de sonar con llamadas, mensajes y lo apago. Camino y camino sin rumbo fijo. Se sentó en la arena de la playa que estaba a unos cuantos kilómetros de su casa.
Todo estaba oscuro todavía, igual que su alma en ese momento.
Se levantó y siguió caminando luego se sentó en uno de los peñascos y lloro hasta quedarse sin lágrimas... Hasta quedarse dormida.
Se levantó sobresaltada por una voz. Todavía estaba un poco oscuro cuando le vio. Era un joven, como de unos 20 años, vestido con ropa deportiva.

Versos que no son versosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora