Rumania

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Mis piernas me estaban matando.

Mi respiración estaba tan agitada, que con cada inhalación que daba sentía que me dolía el pecho. Cada parte de mi cuerpo me suplicaba que parara, pero yo solo podía pensar todo lo que mis padres me dijeron antes de morir a mano de los Mortifagos que entraron violentamente a nuestra mansión.

"Corre, corre y no mires atrás, Draco" Decía mi madre, en el suelo, cansada de luchar. Eran 6 contra ella sola y quedó de pié hasta que uno de esos hijos de puta le lanzó un sectusempra por la espalda que inevitablemente la hizo caer. Sabía cuánto dolía ese hechizo, Potter me lo dejó bien en claro hace un tiempo, y sentí un dolor profundo por la agonía que debía estar sintiendo.

Mientras trataba de alcanzarla, mi padre me sujetó violentamente del brazo alejándome de ella y dándome un pequeño artefacto entre mis manos, y con éste, también me dio un apretón queriendo parecer reconfortante. Entre su rostro cubierto de sangre, su cabello blanco con suciedad por la lucha entre sus viejos amigos y la pierna magullada por el maleficio que no pudo esquivar, me dio una sonrisa triste.

"Tendrás una mejor vida, Draco. Disculpanos por no ser buenos padres. Te amo"

-Padre ¿Qué...?

"Rumania fue idea de tu madre, no sé el por qué, pero la vida de campo te hará bien"

-¡PADRE!

"Siempre te cuidaremos, Dragón"

Y con esas últimas palabras, presionó el traslador y fui succionado por éste, teniendo la última mirada de una Narcissa Malfoy muerta en el suelo y un Lucius Malfoy recibiendo un Avada Kedavra.

El traslador me envió muy lejos de Gran Bretaña, lo sabía porque mientras corría entre los árboles y la fauna de este lugar, pude observar muy rápidamente un tipo de flor que se utilizaba para raras pociones que no se encontraban en el mundo mágico.

Yo solo quería que todo esto terminara.

Los pocos Mortifagos que quedaban fugitivos y libres, estaban escondidos como ratas. Estas personas, que antes decían ser leales amigos de los Malfoy nos culparon por todo lo que había pasado en la guerra, nos llamaron traidores porque mi madre mintió por Harry y éste, en compensación, defendió a nuestra familia para que no termináramos en Azkaban por los delitos que mis padres y yo habíamos cometido.

Desde ese momento fuimos un blanco para los sirvientes del señor oscuro.

No sé como habían entrado a la mansión, pero en un momento estaba guardando mis cosas de manera rápido para ir con mis padres a francia y permanecer en el país y un segundo después estoy solo en este lugar desconocido llorando por sus perdidas.

A pesar de lo que todos creían, ellos no eran malos padres, no peores que los tíos de Potter, aseguran. Solo se dejaron cegar por las maravillas y la manipulación que el Lord les prometía para los sangre pura, incluso yo le creí por mucho tiempo.

Entre mis divagaciones, escuché un sonido extraño salir entre los árboles.

Eran pasos.

Corrí más rápido, levitando piedras y lo que mi visión viera para lanzarlo hacia el lugar del ruido. Si los Mortifagos me habían encontrado, era hombre muerto, porque mi magia tenía restricciones y una de ellas era que los Malfoy no podíamos usar las varitas, salvo para hechizos de luz.

El ruido era cada vez más audible.

Se acercaba muy rápido.

-Si quieres alcanzarme, te vas a quedar con las ganas hijo de puta.- Le grité.

Mi Hermoso Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora