Primer encuentro

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Los trillizos tenían tres años cuando conocieron a Lylien.

Obviamente ya lo habían conocido hace años, cuando cada niño nació y la pareja contraria fue a visitarlo, pero por fin, con la edad de tres años, jugarían juntos por primera vez.

Las "madres" Draco y Harry, estaban muy emocionados. Charlie le decía a sus hijos que se comportaran si querían salir vivos de la casa de su antiguo profesor y Severus se encargó de poner miles de protecciones en su oficina de pociones.

Y es que, a la tierna edad de tres años, ya los trillizos estaban causando cierta reputación de ser un tanto...intensos en los círculos sociales en los que Draco iba. Aún recuerda la fiesta de los Rosier cuando Arth hechizó todos los libros de la biblioteca de esa familia para que lo siguieran a casa. Nadie pudo encontrar el contrahechizo y Lucius tuvo que pagar por cada uno de ellos.

Luego recordaban el almuerzo en la mansión de los Abbout, cuando Luc hizo crecer a los perros hasta que tuvieron el tamaño de grandes caballos y se montó en ellos hasta que, luego de horas de persecución, lograron encontrarlo en las entradas de la mansión Crouch a muchos kilómetros de su ubicación.

Pero el que le sacaba canas negras al perfecto cabello rubio de Draco, era su hijo Draconis. Nunca podrá olvidar la noche en que su hijo tuvo un pequeño berrinche porque no quería ir con los Weasley y, en consecuencia, usó su magia y empezó a explotar las cosas de la madriguera y no solo eso, ya que la casa empezó a temblar un poco, generando que toda la familia tuviera que salir del sitio.

Lo único que hizo el niño fue reírse al verle la cara de horror de Ron.

-Hermano, el pequeño Draco Junior será nuestro heredero.- Dijo Fred.

-Será alguien legendario para llevar nuestras bromas a un nuevo nivel.- Concedió George.

-Dejen en paz a mi hijo, solo es un niño.- Dijo acusatoriamente Charlie, mientras tomaba a su hijo y lo cargaba.

Los gemelos le guiñaron el ojo y el niño les devolvió el gesto.

Pero en este momento, todos estaban expectante. No por las bromas de los trillizos, sino por la próxima interacción de sus hijos.

Harry y Severus estaban descansando en la sala, esperando a sus invitados, con su hijo sentado en el suelo. Tenía miles de juguetes, pero el niño solo estaba sentado tranquilamente en el suelo.

Sus padres se preocuparon y decidieron confesarlo al matrimonio Weasley-Malfoy.  Ese era el motivo de este intento de reunión. 

-¿Crees que vengan?- Dijo Harry nervioso.

Severus le sonrió con sarcasmo.

-Cariño, Draco y tú han hablado de esta reunión por dos semanas. Claro que vendrán, no te preocupes.

-Lo sé, pero ¿y si se les presenta un problema y no vie....?

Una explosión salió de la puerta de entrada, enviándola muy lejos, justo en el fondo de la casa.

-¡CUIDADO!- Dijo exaltado Charlie.

-¡DRACONIS, DEBES ESPERAR QUE TOCARA LA PUERTA!- Gritó Draco.

La risa de Luc y Arth sonaron en todas partes por el regaño de su papi hacia su hermano mayor.

-Papi, tadabas mucho.

-No, amor. Debes ser paciente.

Y con esa entrada el matrimonio y sus trillizos entraron. Draco tenía la cara roja de la vergüenza.

-Lo lamento.- Expresó.

Harry sonrió.

-Descuida, Draco.

Mi Hermoso Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora