Entre antojos y bebés

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Un jarrón lleno de mermelada fue tirado por los aires al pelirrojo, mientras éste, ya acostumbrado, se inclinaba para esquivarlo.

-Te odio, te odio mucho. ¿Cómo puedes irte y abandonarme?. Llevo a tu jodido bebé en mi ser, eres de lo peor Charlie Weasley.- Gritaba a todo pulmón Draco, llorando a mares en la cama.

Charlie suspiró y volvió con pasos lentos a la cama.

-Amor, debo ir a trabajar. ¿Recuerdas que lo hablamos ayer? Ya me tomé una semana completa.

Draco, aun llorando, levantó los brazos en señal de que quería darle un abrazo a Charlie. El Weasley obviamente no se negó y lo abrazó. Pero no contaba con que su prometido utilizaría toda su fuerza y los hiciera rodar sobre la cama para que Draco quedara encima de su regazo y Charlie sobre el colchón.

Draco empezó moviendo sus caderas a un suave paso, para que ambos suspiraran de placer.

-Amor, en serio debo irme.

-Una vez más y ya. ¿Sí?- El rubio le decía mientras intentaba quitarle la camisa a Charlie. El cuidador de dragones intentó poner resistencia, pero cuando su novio empezó a dar pequeños saltos sobre su miembro, no tuvo la capacidad de pensar mucho. -Además, estoy embarazado, ¿recuerdas?. Debes aceptar cada uno de mis caprichos y antojos.- Decía con voz caprichosa.

-Cariño, toda esta semana hicimos el amor. Por un día no pasará nada y también debes recordar que tus antojos han sido atendidos, como esa vez que quisiste un huevo de oveja para la cena.

-No le veo nada de malo.

-Nene, las ovejas no ponen huevos.

Draco solo rodó los ojos.

-Y otra vez quisiste limones con especies y un poco de mantequilla.

-Eso es un antojo común.

-Sí, pero no con limones rosa, como tú lo querías.

Me sonrió y siguió moviendo su cintura.

-Pero mi hermoso prometido consiguió esos limones rosa, eres tan bueno.

-Ni me lo recuerdes, aun no sé el por qué Jeff sabía donde encontrar eso, no fue lindo volar a toda velocidad a las 4 de la mañana a un lugar que está a horas de aquí.

-¿Qué? Pero regresaron en menos de una hora.

Charlie me sonrió.

-Creo que Jeff está más ansioso que yo de tenerte contento y muy feliz.

-¿Y sabés que me haría feliz? Que me cojas como anoche...- Draco soltó un gemido que no fue legal para los oídos de Charlie. -Que rico fue montarte, mientras tú me cabalgabas en la cocina.

-DRACO.- La cara de Charlie estaba como su cabello al oír esas palabras, pero debía admitir que fue una muy buena noche. -No podemos amor, debo irme.

Y así, toda diversión desapareció de la cara de Draco.

-¿Es que ya no me quieres? ¿Ya no me ves lindo?

-No amor. ¿Qué estás dicie...

Fue interrumpido por el rubio mientras se bajaba del lugar y se ponía lejos de la cama.

-¿Estoy muy gordo? ¿Es eso? ¿Ya no me encuentras atractivo? No es mi culpa, Charlie. Tengo seis meses de embarazo y sabes que los hombres tienen diferentes embarazos que las mujeres. Sé que parezco un calamar gigante, no tienes que quedarte conmigo.

-Diablos Draco ¿De dónde sacaste eso? Claro que te encuentro atractivo, eres el hombre más hermoso que existe. Demonios, te he idolatrado mucho antes de que aparecieras en mi vida y me conocieras personalmente.

Mi Hermoso Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora