Capitulo 4: Un encuentro extraño

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Después de un tiempo de viajar a través de las calles del pueblo, atraviesan un puente sobre el río que lleva a la zona donde se encuentran las viviendas de la gente. Mientras más y más avanzas tratas de figurar a donde se dirigen, por la zona en la cual se adentran, asumes que van en busca de alguien, esperas que sea alguien igual de amigable que Raye.

Antes de lo que esperabas se detienen frente a una casa no muy distinta al resto, color blanco en su exterior, barrotes en las ventanas y de doble piso

—Ya llegamos—exclama Raye.

—¿Quién vive aquí?—preguntas bajándote de la moto.

—Mi novia, le pediremos que ella te regale algo de ropa porque sinceramente no tengo mucho dinero para comprar actualmente y de paso veremos si puede sanar tus heridas, no debería ser problema para ella—dice riendo.

Algo en su risa te hace pensar que esto no será tarea fácil. Luego de estacionar la moto, Raye se acerca a la puerta y tú la sigues por detrás, golpea tres veces sin respuesta alguna, así que golpea una cuarta vez con más fuerza gritando el nombre Sarah para llamar la atención, pronto escuchas pasos provenientes de dentro de la casa y una elegante voz femenina se logra escuchar

—¡Ya voy, un momento, cielo!

La puerta se abre para revelar a Sarah. La chica, muy distinta a Raye y al resto de habitantes, era de un tono de piel más oscuro, unos gruesos labios pintados al unisono de su largo pelo verde, al menos diez centímetros más baja que Raye, con unas líneas café debajo de sus ojos y una larga cola de mapache junto a sus respectivas orejas ambas de un claro café, además de tener una elegante forma de vestir. Sus verdes ojos se iluminaron aun mas al ver a Raye y de un salto se abalanzo hacia ella.

—¡Oh, es tan lindo verte cielo!—saludó abrazándola—pero ¿qué haces aquí? Ayer dijiste que no te ibas a pasar por aquí, casi no te abro y además—su mirada se posa sobre ti— ¿a quién as traído contigo? Y... ¿Por qué va vestida así?

—Todo a su momento Sarah, primero déjanos pasar.

—Oh claro, claro cielo, qué vulgar sería quedarnos en medio de la calle hablando, en especial con ella, con esas pintas.

Sigues a Sarah al interior mientras esta sigue cepillando su cabello, mueve sus caderas de lado a lado de forma muy exagerada y le da una mirada amorosa a Raye. Una vez dentro, inspeccionas el entorno, este está bien iluminado, decorado de colores cálidos, suaves telas que adornan lujosos sofás y diversos cuadros de paisajes alrededor de la habitación, sinceramente encuentras algo abrumador el ambiente comparado con lo simple que era la casa de Raye.

—Ahora cielo, por favor dime, ¿quién es y por qué la trajiste aquí luciendo simplemente espantosa? Su pobre atuendo parece más adecuado para estibar en el basurero que para andar por ahí sin preocupación alguna—Ella se dirige hacia ti—Sin ánimo de ofender, cariño. Simplemente, las cosas son como son.

Raye se aclara la garganta y comienza a explicar todo lo que le habías contado con anterioridad tratando de no omitir ningún detalle, incluso te hace sacarte la capa para que muestres tu aspecto más diferente al resto. Sarah se queda atónita viéndote con las manos en la sobre la boca, queda por un buen momento en silencio para luego voltear hacia Raye.

—Raye... cielo... no estás bromeando conmigo, ¿cierto? Porque sabes que a mí no me gustan las bromas.

—Lo digo con total seriedad.

—¿De verdad? ¿De verdad? Esta no es una ilusión, ¿cierto?—Sarah te comienza a tocar tu brazo con sus manos peludas—¿cariño no tienes maestría en la realidad?

Aventuras En Una Dimensión Diferente BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora