31 de Octubre 🐈⬛
Mi voz interna y yo decidimos no decir nada, agachar la cabeza y marcharme de este inhóspito bosque iba a hacer mi respuesta.
Me marché dejándola sola en aquel lugar, aunque su mirada de dolor me hiciera pensar en lo que hizo. No iba a detenerme, seguiría hacia delante sin saber si algunos de estos caminos me llevarían hacia casa otra vez.
Murmuraba con un tono bajo, pensando en lo que sucedió.
— Qué locura. Dijo mi voz interna, refiriéndose a lo que pasó anteriormente.— Muchas aventuras por hoy. –aclare entre muchos suspiros.
Camine por varios minutos pisando varias piedras pequeñas, que lastiman mis suaves patitas peludas.
Sentía que estaba dando vueltas, dándome casi por vencido, dejando que este bosque chupara mi buena energía.
Me dejé caer por algunos segundos, agachando la cabeza, reflexionando sentado en una de las tantas rocas que están pegadas a los árboles, como las abejas a la miel.Luego de cerrar mis ojos por algunos segundos, mis cinco sentidos me pusieron en estado de alerta, luego de escuchar varias ramas que se quebraron muy cerca de donde estaba.
Pegue un salto corto y salí de ese lugar corriendo lejos de aquí, pensé en que podría ser el señor sombra.
Pero por la desesperación y el miedo que recorría mi cuerpo, choque con un gran tronco en medio del bosque. Qué me dejó en un estado de inconsciencia por varios minutos.— ¿Estará muerto?
— No creo.
— Deberías verificar.
— No lo sé, puede ser peligroso.
— No parece ser peligroso.
— ¡Cuidado está despertando, hacia atrás!Desperté después de escuchar dos voces chillonas, a unos pocos sentimientos de mí.
Al levantarme del suelo y elevar la mirada, mis ojos se achinaron al ver a dos seres feos diminutos y desalineados, mirándome fijamente como algo ajeno al bosque.
De mi solo pudo salir una leve carcajada, que dijo mucho sobre mi estado mental en ese momento.— ¡Ay dios! Me debo estar volviendo loco.
— No, claro que no cariño. No te estás volviendo loco, somos cien por ciento reales.
— ¡Ajá!
— ¿Y cómo puedo estar seguro?
Se acercó hacia mí y con sus diminutas y verdes manos, pellizco mi cola. Haciendo que grite de dolor.
— ¡Eso me dolió! –grité enfadado.
— Ahora si crees que somos reales. O un simple producto de tu imaginación.
— Claro… ¿Pero qué es lo que son?
_ ¿Que no es obvio?
— Eh! No
–volteó sus ojos y con sus manos extendidas de par en par, dijo — Somos duendes.
— ¿Duendes? –volví a preguntar sin saber qué era eso.
— Si, duendes. Y no somos un error de la naturaleza ¡¿Okey?! –dijo amenazándome con su pequeño dedo.
— Claro.
— ¿Y qué es lo que te trae por aquí?
— Me perdí y necesito volver a casa. ¿Podrían ayudarme?
— Claro, nosotros te abriremos el camino oscuro hacia tu hogar.
— Ay, muchas gracias en serio.
— Pero todo tiene un costo. –aclaró, con un tono oscuro luego de cruzar sus brazos.
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La vida de un gato llamado Rufino | ✓
FantasyLa vida rutinaria de un gato llamado Rufino, cambiaría drásticamente. Una tarde de verano, al explorar aquel bosque que tanta curiosidad le causaba. La rutina desaparecería y todas las tardes, las cuales se aventura al bosque. Se convertirían en un...