MI VIEJA AMIGA

12 6 1
                                    

20 de Noviembre 🐈‍⬛

Después de haber tenido aquel traumático sueño, no pude dormir, ya que varias preguntas revoloteaban en mi mente como los pájaros en aquel cielo azul.

Al levantar mi cuerpo cansado, aquel enorme tazón de comida que ahora se encuentra aún costado del suelo de la cocina. Se halla vacío, sin agua y sin comida. Se me hace difícil pensar en qué hacer, cuando los rugidos de mi enorme panza negra no me dejan pensar.

Dormir en este momento, no me haría olvidar la soledad que sentía por dentro. Dormir solo significa que me deje llevar por la depresión, esperando el frío beso de la muerte.

Solo tenía que ingeniar un plan, para no morir de hambre, mientras esperaba el regreso de Anne.                Trepe la alacena en busca de aquel delicioso alimento, que mi estómago extrañaba. Pero después de haber revuelto toda la cocina, lo único que encontré fueron latas de atún.

— ¡Maldita sea! –grite furioso.

Y en aquel momento cuando pensé en darme por vencido, mi vieja amiga la muerte apareció, haciéndome recordar que mis días estaban contados en su calendario.

— ¿Tú nunca te cansas verdad?

— Ví a mejores gatos que tú, dando más pelea.

— Siento decepcionarte entonces. Pero solo soy un simple gato gordo y casero.

— Lo sé. Pero tengo una pregunta para tí ¿Te darás por vencido?

— Quizás lo haga ¿Por qué?

— Solo digo que fuera de aquí, hay mucha comida para ti. –señaló con su huesudo dedo, aún débil pajarón que se había posado en aquel gran ventanal que da vista hacia al bosque.

— Qué repugnante eres. –aclare con asco. — Jamás le haría daño al pájaro.

— ¿Entonces qué harás para saciar tú hambre?

— Eso a tí no te importa.

— Tienes razón, al fin y al cabo tus días están contados.

Mi vieja amiga desapareció, dejándome ahí pensando en mis instintos animales. Y en lo inútil que me había convertido durante todos estos años. Aún así no iba a hacerle daño aquel inocente pájaro. Al fin y al cabo, tendría que darle la razón a mi vieja amiga la muerte. Por qué dormir ahora, me haría extrañar un poco menos a Anne.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La vida de un gato llamado Rufino | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora