Prólogo

35 14 1
                                    


Entre ser amado o temido prefiero ser temido, porque amado puedo ser traicionado


Fredy siempre supo que su vida no sería sencilla, nacer en Matkuyu en un principio no era fácil, aquí era una sola ley la que se seguía entre sus habitantes

Temer o ser temido

Se decidió al fin una noche fría y con pocas estrellas, cuando se encontraba despierto desde muy temprano, anotando números a un papel con una tiza negra, tachaba cifras cada cierto tiempo, desesperado por encontrar la solución a todos sus problemas. Aunque recortara el dinero de la próxima semana no podía costearse el pago mensual de la corona, necesitaba al menos cincuenta reales de plata para completar el pago de aquel mes y el atrasado que había solicitado por prorroga. Le daban solamente seis reales de plata por cada cinco kilos de cosecha, era una miseria, sus dolores de espalda y desveladas cuidando que ningún animal se comiese sus flores lunares valían tan poco que quería echarse a llorar

Su hija era otro contratiempo que no tenía en espera ese año, su esposa había quedado embarazada poco después de su boda, el dinero que no gastaron en celebrar su unión lo estaban rascado de sus vacíos bolsillos para cuidar a esa niña, él la amaba de todo corazón pero, lamentablemente, no podías mantener un bebe de seis meses con amor, se sentía tan cansado que había veces en las que no podía más, en las que su cuerpo parecía querer descansar para siempre pero, la sonrisa de aquella bebe le daba fuerzas de donde ni él sabía que tenía, haría todo por ella

Absolutamente todo

Había hecho bola el papel después de al menos, dos horas tachando números y haciendo borrones en las sumas y restas básicas que su pobre cerebro podía calcular, necesitaba al menos quince kilos en esta semana para cubrir el gasto, era tan irreal aquel número que le dolía, sus tierras estaban congeladas y cansadas, sería un milagro que pudiese cosechar un extra

Encajo sus dedos en su cabellera desaliñada, quería rendirse, las deudas lo estaban comiendo vivo y sentía que su cuerpo ya no daba para más, hasta que escucho el llanto de la niña pequeña seguido por uno pesados pasos levantándose de su cama, soltó un suspiro pesado

- ¿Estas bien? -Su mujer lo sobresalto, ella se sentó en la silla frente a él en la mesa, sonreía pesadamente, el sueño parecía querer ganarle-Olvídalo, que pregunta más tonta

-Estaba haciendo cuentas...

- ¿Por qué? Ya sabemos que no alcanza, no necesitas castigarte de esta forma

-Solo tenemos este mes como prorroga, nos rebanaran la garganta

Ella suspiro pesadamente, cuando él levanto la vista hacia su dirección noto a una mujer delgada, sus mejillas eran casi inexistentes y sus labios estaban partidos, sus ojos hundidos y sus pechos flácidos, para ser una mujer con un niño tan pequeño sus senos crecieron lo mínimo, a veces él tenía miedo que amamantado al bebe este le chupara la vida

- ¿Por qué se despertó la niña?

Cuando ella no respondió el negó con la cabeza

Hambre, se despertó porque su estómago estaba vacío, por que tu mujer no puede amamantarla y porque no tienen dinero para comprar un sustituto de la leche y es tan pequeña que no puede solamente comer nieve y galletas

-Cambiare esto, te lo juro por todas las estrellas, no dejare que otro invierno tan frio nos vuelva a suceder

Ella estiro su mano por encima de la mesa hasta tocar los dedos de él, jugueteo un rato mientras sonreía

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora