Capítulo 4

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"Yo era una ave que disfrutaba de cantar en los árboles, tu fuiste quien corto mis alas me y encerró en una jaula de oro, ahora mis penas las gozas como si fueran canticos"

La habitación olía a rosas, había sido decisión de su madre aquel aroma, y, aunque a Leah le gustaban las rosas, ese aroma le resultaba muy artificial, le daban arcadas cada pocos segundos, no entendía el amor de su madre a ese aroma tan asfixiante

Era un lunes por la mañana, se supone que sería el día más feliz de su vida, debía sentirse orgullosa, su madre se había esmerado tanto en conseguirle aquel varón para que formaran una familia, para que su hija se volviera una verdadera mujer

¿Por qué se sentía con ganas de correr y dejar todo atrás? Estaba siendo una mala hija, su madre no hacía más que facilitarle las cosas ¿No?

Trece años tenía, no era una bebe para estar sintiéndose de esa forma, pero no podía evitarlo, estaba aterrada

La habitación tenía un aire acondicionado, perfecto para que Leah no se derritiera, su boda sería en uno de los días más cálidos de toda Dinorah

Su madre solía repetirle lo afortunados que eran por vivir en tan buenas condiciones, aunque no lo decía por los otros habitantes de Dinorah, todos los solares tenían una vida llena de lujos y placeres imposibles de pagar, la mayoría de ellos tenían que morir por pagar esas cuentas, aunque nadie lo mencionaba.

En cambio, los hijos de la luna son a los que solían referirse cuando querían poner un ejemplo peor

Si, le debo hasta a mis dientes al cobrador, pero ¿Sabes? Esto es mucho mejor que morir de frío o hambre

Siempre era la misma cantaleta, ellos eran los, muertos de hambre, los que se visten con sacos de papas, cavernícolas, salvajes o, en el mejor de los casos, monstruos.

Desde niña se le habían plantado la imagen de que los del otro lado eran curales, miserables y que uno debía estar agradecido de haber nacido en tierras cálidas y llenas de suerte, con una diosa amorosa y familias unidas

Los del otro lado se devoraban unos a otros

Pero Leah dudaba ¿No era devorarse a sí mismo cuando la herencia de la abuela estaba en juego? Hacía no mucho había escuchado la noticia de que un hombre asesinó a parte de su familia por la herencia

Dejó de prestarle atención a aquellos refranes o leyendas sobre los hijos de Luna hacía poco, ellos tenían sus problemas como ella tenía los suyos, no podía vivir por allí preguntándose qué tantas cosas eran verdaderas cuando esto que ella consideraba un problema era muy real

Ella amaba a su madre, por todas las nubes del cielo, la amaba con todo su corazón, daría toda su vida por ella, su madre había sido la única que la comprendía como era, quien la ayudaba, a su única amiga verdadera pero aun así había veces que no la comprendía del todo

Según la madre de Leah, la chica ya tenía que buscar marido para que fuera una verdadera mujer, para su madre nacer con el sexo femenino no era suficiente, hasta no tener hijos no era ser una "verdadera mujer" ¿Y que si no quería niños?

Hacía unos días que la amiga de su madre le dejó al cuidado a dos pequeños revoltosos que la hicieron llorar de la frustración, no quería vivir con eso, no aguantaría el que un niño le llorara toda la tarde otra vez

Lo peor es que eran tan pequeños que no entendía qué es lo que querían ¿Tenía hambre? ¿tenía sueño? ¿Quería ir al baño? No se sentía capaz de cuidar de un ser tan inocente y tan escandaloso

Ni siquiera heredó de su madre el gusto por los vestidos llamativos o el uso del maquillaje, fueron tantas las veces que la mujer la obligaba a probarse ropa y tantos regalos de maquillaje que quedó harta, no quería, solamente quería ser más... ¿Natural? ¿Se le podía llamar de esa manera?

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