Capítulo 10

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"El viento me susurro muchas veces qué huyera de aquello a lo que más temía, que tuviera cuidado con eso que me perseguía, pero dime ahora ¿Cómo se puede huir de uno mismo?"

La ira siempre fue para ella un sentimiento tan normal, tan natural que cada vez que lo experimentaba sentía ganas de quemarlo todo, de tomar sus cosas e irse

Pero esta vez Sergio había cruzado una gran línea roja pintada y adornada para que nadie la cruzará, una línea entre la cordura y la idiotez, ciertamente no creía a su amigo el más inteligente del mundo, pero aquello que dijo no fue más que una idiotez

Una que irremediablemente preocupaba a Sol y odiaba sentirse preocupada

En cuanto entró a su habitación una mujer le ofreció un vaso con agua, Sol se había negado, no estaba de humor para hablar con alguien más que no fuera ella misma. Se acostó en su cama y gritó lo más fuerte posible en su almohada, pequeñas lágrimas se filtraron de sus ojos, lágrimas de desesperación e ira puras

Quería agarrar el cuello de Sergio y estrangularlo con ambas manos, tal vez de ese modo, solo tal vez, Sergio entendería la idiotez de su plan. Sol en cambio, se conformó con estrangular su almohada

Lo soltó cuando en verdad se imaginó que era Sergio, cuando imagino sus labios morados y sus ojos suplicantes pidiendo clemencia

Había veces como esa, en la que Sol se tenía miedo a sí misma

Suspiro, se limpió la cara con la cobija y cerró los ojos, debía mantenerse calmada, calmada para que no terminara prendiendo en llamas todo ese lugar

Se sentó en la cama, cruzó las piernas y respiraba con normalidad, sus manos las movía conforme respiraba. Inhala exhala, cuenta hasta tres....

Se permitió abrir los ojos cuando la ira burbujeante de sus venas se calmó hasta ser solo un cosquilleo, respiro profundamente

Y el siguiente paso era recordad lo que había pasado, ahora que Sol estaba más tranquila, podía hacerlo sin que su cama se volviera cenizas

Cerró los ojos nuevamente y recordó el diálogo que había tenido con Sergio hacía apenas unas horas

-Lo hable ya con los chicos, todos están de acuerdo, creo que debemos luchar por lo que nos pertenece – Sergio cuido las palabras que estaba diciendo, un paso en falso en aquella acrobacia y todo podía irse a la basura, cada mínimo gesto de Sol le prestó atención

- ¿Te has vuelto loco? - Sol lo había empujado- ¿No te dije que estaba indispuesta por tus tonterías?

Sergio la había mirado con aquellos ojos de compasión que ella tanto odiaba, era como si pensara que ella era pequeña o demasiado inocente para comprenderlo

-Ho... por todos los dioses- Sol se había levantado alarmada, se llevó las manos a la cabeza- ¿hablas en serio?

"Estoy planeando atacar las tierras de Luna". Las palabras de su amigo le quemaban el corazón, un fuego que no podía controlar y odiaba que no supiera apagarlo

Sergio también se había levantado, le agarraba las manos y las envolvía con las suyas, como un bebe se envuelve con una manta, aprovechó que el descontento de la chica había cambiado para acercarse

-Seamos sinceros Sol, esas tierras nos pertenecen, nosotros deberíamos reinarlas, la corona solar debería alzarse sobre ellos

Y le dedicó esa mirada que ella conocía bien de pequeña, esa mirada llena de emoción y algo, algo dentro de él que gritaba felicidad, la princesa estaba horrorizada, separó sus manos de las de Sergio incapaz aún de entender por completo esas palabras

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