Capítulo 12

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A Crowley le encantaba usar esos pantalones negros y ajustados.

Y Aziraphale no podía negar lo bien que el demonio se veía con ellos. Pero en esta situación, ambos estaban de acuerdo en que eran completamente innecesarios.

-- Espera un segundo... -- soltó Crowley para separarse del rubio, ponerse de pie y empezar a quitarse los pantalones oscuros.

Y con ayuda de unos tenues rayos que se colaron por la ventana de la habitación del ángel, este pudo admirar el terso y delgado torso del demonio, mientras que este luchaba para quitase los malditos pantalones rápido.

Esto también le permitió admirar como algunos de los rizos rojos de Crowley cubrían su cara, y se pegaban a esta por las pequeñas gotas de sudor en su frente, y además tuvo tiempo para poder admirar la notable erección del pelirrojo, que aún seguía su ropa interior.

Y una extraña sensación apareció en la parte baja del abdomen del rubio cuando fue descubierto mirando desvergonzadamente el cuerpo del demonio, y este le habló de una forma que hizo que todos los bellos de su cuerpo se erizarán. -- ¿Te gusta la vista ángel?

-- Y-yo... -- balbuceó desviando la mirada hacia cualquier lado, solo para que el pelirrojo no pudiera ver lo mucho que esto le había avergonzado, porque mientras lo miraba, de pronto, comenzó a cuestionarse todo esto.

Comenzó a pensar en como miraría a su "amigo" a los ojos al día siguiente después de todo lo que ocurriría está noche.

Y que diría Muriel si se enteraba de esto.

Pero el demonio no estaba en su cabeza, y no pudo evitar reír divertido por esta reacción tan infantil por parte del rubio.

-- Mírame. -- le demandó al mismo tiempo que ponía sus manos en los pantalones del ángel para desabrocharlos y quitárselos de una vez, y vaya que fue mas sencillo que quitar los propios.

Y Aziraphale lo ignoró completamente. Pues sentía que si no lo miraba, a lo mejor, la vergüenza que sentía desaparecería.

-- Aziraphale, mírame... --. lo llamó en un tono muy suave, incluso para ser él, y ya teniéndolo completamente desnudo, volvió a posicionarse sobre él, buscando su mirada.

Y finalmente el rubio lo hizo.

Lo miró, estaba completamente sonrojado y rígido. Como si de pronto el tacto de Crowley lo hiciera sentir incomodo.

-- Confía en mi ángel... -- susurró Crowley mientras admiraba el rostro del rubio con los tenues rayos de la luz de la luna. Se veía divino, con todas esas pequeñas perlas de sudor repartidas por su cuerpo. Y si bien el pelirrojo quería tanto esto que realmente lo anhelaba, jamás obligaría al ángel a algo que no quisiera realmente.-- Yo jamás te haría daño, y no dejare que nada malo te pase nunca...

Le dijo mirándolo a los ojos, y podía ser lo que dijera con dobles intenciones que solo el entendería, pero eso daba igual.

Solo quería transmitirle seguridad de que todo estaría bien. Y lo hizo colocando una de sus grandes manos en la mejilla de Aziraphale, y de una forma muy tierna, el rubio se apoyó en esta como un pequeño gatito en busca de más contacto físico.

El tacto tan cuidadoso y amable del demonio logró su cometido, logró despejar la mente de Aziraphale de sus preocupaciones.

Y de pronto todo lo que le estaba atormentando, desapareció de su cabeza , o simplemente dejo de importarle. Porque le regaló una tierna sonrisa mientras colocaba su propia mano sobre la del demonio, para decirle con suavidad: -- Hazlo Crowley, confió en ti...

Feather (AziraCrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora