[ 𝘿𝙄𝙀𝘾𝙄𝙉𝙐𝙀𝙑𝙀 ]

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Hyunjin esperó pacientemente a que el pequeño se acercara, observándolo con atención mientras se acomodaba en el diván, lo vio abrazando sus piernas delgadas y jugando con los cordones de los zapatos, que estaban desatados y colgaban sueltos. Changbin le había colocado nuevamente las orejas de cachorro, pero en esta ocasión eran pequeños clips que adornaban su cabello moreno, y también llevaba un listón color lavanda atado alrededor del cuello, cumpliendo el rol de un collar. Seungmin parecía nervioso, frotando sus manos juntas y evitando el contacto visual, así que el psicólogo decidió darle su tiempo, aunque temía que algo hubiera pasado y no se encontrara al tanto de ello.

—Minnie, hoy te ves muy bonito —comentó sonriente, intentando ponerlo a gusto—. ¿Ese es un nuevo collar?

—No, no es un collar —lo miró apenado, con sus ojos marrones bajos y tristes—. Y no tendré uno hasta que mi comportamiento mejore, por eso llevo un listón en su lugar.

—¿Has vuelto a jugar en el jardín? —preguntó tomando la libreta para escribir sus anotaciones—. ¿O has hecho algo que no le haya gustado a tu dueño?

—No me gusta escarbar en la tierra —respondió, su voz era baja y vacilante—, pero estuve mordiendo sus zapatos favoritos mientras jugaba y volví a ensuciar la cama.

El cachorro apartó la mirada y su rostro se ruborizó levemente.

—¿Recibiste un castigo por eso? —dijo prestando atención a sus reacciones, con una expresión que era comprensiva y calmada.

—Se enojó mucho y me gritó diciendo que era un tonto —asintió avergonzado, llevando la vista al suelo.

El castaño cerró el puño molesto, tensándose por la frustración que sentía. Tenía una conversación pendiente con el peligris y esta vez no lo dejaría escapar con sus tontas excusas. El pequeño se removió incómodo en el diván, evitando nuevamente el contacto visual.

—Me gusta dormir en la habitación —comenzó a jugar con los cordones una vez más, sus dedos se movían con nerviosismo—. Es mejor que estar en el corredor, ya que a la noche hace frío, es oscuro y da mucho miedo.

—Háblame sobre la pesadilla que tuviste —sonrió de lado—. Aunque no es necesario que lo hagas si no quieres.

Seungmin levantó la vista nervioso, sus ojos se encontraron con los del psicólogo por un instante, antes de volver a bajar la mirada.

—Creo que era un recuerdo y no un sueño —admitió.

Seungmin despertó al escuchar la alarma y se levantó de la cama unos minutos más tarde, frotándose los ojos soñolientos mientras soltaba un largo bostezo. Se dirigió a la cómoda en busca de una camiseta blanca y un pantalón deportivo gris, no podía permanecer en pijama todo el día porque si mal no lo recordaba, hoy tendría su primer lección con el nuevo profesor que le habían asignado. No le entusiasmaba mucho eso de la educación en casa, pero tampoco podía negarse. Debía ser agradecido por lo que tenía y sobre todo después de haber atravesado por aquella horrible situación que lo trajo a ese lugar.

Terminó de arreglarse un poco, peinándose el cabello con los dedos, y luego bajó las escaleras encontrándose con una de las mucamas que estaba sirviendo el desayuno en el comedor. Su padre aún no había bajado, así que decidió esperarlo sentado mientras jugaba con el móvil, deslizando sus dedos por la pantalla con aburrimiento. Finalmente lo vio entrar unos minutos después, con su traje negro impecable y su cabello platinado perfectamente peinado.

𝙋𝙀𝙍𝘿𝙊𝙉𝘼𝙈𝙀, 𝙅𝙄𝙎𝙐𝙉𝙂 / 𝙈𝙄𝙉𝙎𝙐𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora