Capítulo 50: Adicto

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Leyla:

Su voz, su porte, su cabello y su ego a un nivel superior me hacen caer a la tierra nuevamente.Siento los brazos de René como rodean mi cintura para hacerme propia de él.

«Es Dante»

Me digo a mis adentros mientras respiro profundo.

-Así que ya saben,mañana los veos en mi hipódromo.-Se despide Dante del escenario, cuando pasa por al frente de el mismo, noto como una chica se le une tomándolo del brazo y ambos se marchan del lugar.

-Creo que ya hoy no será tu presentación.-Habla René mientras me besa el cuello.-Y si mejor nos vamos.

-Si.-Le digo.-Creo que será lo mejor.-Me dirijo hacia mi madre.-Nos vamos, pero creo que tú y yo debemos tener una plática luego.-Tomo a René del brazo y me desplazó por la multitud hasta que salgo del hotel.

Dante....

Fue tan patético todo, me causa tanta gracia que se halla revolucionado aquella sala en espera de la aparición de la persona que supuestamente estaba de regreso que como escape propuse que esa Aparición se hiciera en mi hipódromo, donde también estaré haciendo el festival que tenía planeado.

Ya Gael está mucho mejor, ya come por sí solo y se le ve un mejor semblante.Estoy mucho más tranquilo por esa parte pero por otra estoy un angustiado por su dedo. Hermes le cortó un dedo de su mano y no sé con qué artefacto lo hizo pero si sé que fue con algo que está lleno de bacterias porque su dedo pinta muy mal.

Según los diagnósticos del médico de no ser erradicado la infección habrá que cortarle la mano.

Cada vez me odio hacia Hermes crece y se alimenta del sufrimiento de mi hermano y juro que cuando lo tenga entre manos acabaré con el.

Galilea por otra parte me ha servido de mucha ayuda aunque no acepto darme el documento en el que dice que renuncia a la DAE y eso es algo que al largo plazo me procupa.

Llevo a Emily dormida aferrada de mi brazo mientras el conductor maneja hacia la casa.Tomo con cuidado su cabella y la levanto para pasar mi mano, la aparto y la recuesto hacia el otro lado y yo me pongo en la otra esquina.

-Señor, tiene una llamada de su amigo Martinelli, la va a tomar ?.-Dice mi chofer mientras me extiende el teléfono hacia atrás.

-Si.-Tomó el teléfono y contesto.-Hola?.

-Hola Dante qué tal.-La voz del italiano retumba en la línea.-Estoy afuera de tu propiedad.Tus empleados no me dejan pasar, les he dicho mil veces que soy tu amigo pero nada.

-Es que yo no tengo amigos.-le suelto claro.-Que ellos conozcan, te asustaste verdad.

-Un poco, si.-se ríe.

-Estoy casi al llegar porque mejor lo te sientas en tu coche y me esperas.- Le digo.-

-De verdad.- Suelta molesto.-Necesito entrar, o bueno, tu hermano necesita que yo entre.

-¡O verdad ! Se me olvidaba que eras médico con honores.- Bromeó.

-Creo que a mi también se me olvidará que tu hermano está a punto de perder la mano.- dice serio.

- Ni se te ocurra pendejo.- digo.- Mira hacia atrás y una rechinante luz de un Mercedes Benz te dará la bienvenida.-Cuelgo.

Espero que el conductor pare para salir del coche, la robusta figura de Pablo Martinelli me recibe.

Este es alto, de piel blanca y cabello castaño claro.Tiene mi edad ambos nos conocimos en la escuela primaria cuando apenas éramos unos niños.Su padre y el mía tenían varios negocios en común al igual que con el padre de Drick, pero a diferencia de él, Pablo y yo si mantuvimos una relación de lo más cercana para llamarlo hoy mejor amigo.

Paraíso de los Pecadores  [1](+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora