— Mariane ¿Que has hecho?
Mire a mi madrastra Anna, sin entender a qué se refería. Me dedico la mirada severa que me daba cuando me iba mal en las clases.
— ¿De qué hablas mamá?
Tenía un fuerte dolor de cabeza, vaya que ayer me la había pasado de maravilla, sin olvidar a Michael. Lástima, si regreso a ese bar espero volverlo a ver. No creo tener esa suerte.
— ¿Ya lo recordaste? Muy orgullosa de tu espectáculo.
Dijo señalando mi rostro el cual tenía una enorme sonrisa tatuada.
—Mamá, no hice nada malo, estoy en mi derecho de divertirme.
—Bueno, eso díselo a tu padre, claro después de disculparte con David.
La mire perpleja.
— ¿Mi padre se enteró?
Mire en dirección a Amber, claro que me iba a acusar si era una chismosa.
—Si, ha cancelado todas tus tarjetas, intentare persuadirlo para que te devuelva el apoyo económico.
—Por el momento intenta encontrar un trabajo.
Como te odio Amber.
—Está bien, después de todo para eso me mate estudiando.
Dije con sequedad, no necesitaba su ayuda, era capaz de sobrevivir por mi cuenta.
—Y no me disculpare con David, su actitud de anoche fue horrible, él me debe una disculpa a mí.
Amber me miro furiosa y dijo
— Por Dios Mariane te estabas liando con otro en su cara ¿cómo querías que reaccionara?
Su acertada declaracion me hizo ruborizar, al rememorar esa boca y sus amnos agiles que tomaban mis caderas en la pista.
—Como se haya dado la situación, el mintió e intento dejarme mal con mi amigo, si me disculpas tengo que preparar currículos.
Dije mientras indicaba la salida.
Después de que se fueron, llame a Daniela y Rebeca.
—Chicas emergencia, necesito un empleo.
— ¿Qué sucedió Mariane?
—Amber le contó a Liam sobre la noche de ayer, como resultado adiós dinero.
—Vaya, tu padre sí que es extremo.
—Ve el lado positivo Mariane, con esa experiencia laboral le puedes demostrar a tu padre que eres capaz de manejar la empresa.
Eso me dio un halo de esperanza, de verdad esperaba que mi padre valorara eso.
—Tienes razón Dani, solo una cosa más ¿puedo usarlas de referencia?
Rieron por mi comentario, pero aceptaron sin dudar.
La búsqueda de trabajo no estaba resultando nada fácil, la mayoría de las vacantes solicitaban como mínimo tres años de experiencia, yo tan solo tenía mi título en mano. Pero mucha pasión por ejercer mi carrera, además de que tenía los conocimientos necesarios para realizar un trabajo excepcional.
Era demasiado frustrante. Necesitaba encontrar un empleo antes de que terminara el mes, para poder pagar el alquiler de mi departamento y para terminar de empeorar mis días, no tenía nada de comida en el frigorífico.
Me encontraba a punto de darme por vencida, pero estaba decidida a recuperar mi estabilidad económica, mi padre no se había preocupado por estar a mi lado los últimos 15 años, y ya estaba en deuda con mis abuelos por haber pagado mi título, Liam debía compensarme ese abandono, no podía simplemente quitarme el apoyo por un desliz. Iría a buscarlo a cada una de sus empresas, necesitaba arreglar esta desafortunada situación.
Me sentía motivada, tenía furia en mi interior, pero también sentía nostalgia, por la gran brecha y diferencia que marcaba mi padre a su trato con Amber que hacia mí.
Sabía que sentirme inferior era malo para mí, debía trabajar en ello, porque tenía el amor incondicional de mis abuelos, incluso podría ir ahora mismo en su dirección y pedirles regresar a vivir junto a ellos, vaya que los extrañaba, pero me gustaba tener mi propio espacio, además cada que los visitaba los veía más enamorados.
Había visitado dos compañías cercanas al departamento, sin éxito alguno, incluso recibí malas caras de las chicas en la recepción. Claro, ninguna de ellas sabia de mi existencia, Amber era el trofeo de papá, pero para su mala suerte su primogénita era yo, la abuela había especificado en su testamento que las empresas Wilson pasarían de primogénito a primogénito, sin importar el género de este. Pero mi padre había crecido en un ambiente gobernado por el machismo, por consecuencia el jamás permitiría que una de sus hijas heredara el control de la empresa, sin embargo, tiene una hija demasiado audaz.
Planeaba regresar a casa por hoy. Ya que era tarde y pronto oscurecería. Pero mientras salía del ascensor, pude ver un afiche clavado en la entrada decía "estamos en busca de nuevos talentos..."
Y una idea lleno mi mente, tenía que dejar mi solicitud, nadie sabía que era la hija de Liam e incluso el no concurría esta compañía, que mejor oportunidad de demostrarle mi capacidad que trabajando en la compañía familiar.
Me dirigí por los pasillos en busca del área de recursos humanos. La compañía era grande, la mayoría de los muros en un tono blanco, y algunas oficinas con grandes ventanales. Podía ver a las secretarias mover de forma rápida sus dedos en el teclado. En sus rostros se reflejaba el cansancio. Mirando repetidas veces las manecillas del reloj en la espera de terminar su pesada jornada laboral.
Deje con evidente nerviosismo mi currículo, la chica de en turno me observo podía sentir su mirada juiciosa por mi inapropiada vestimenta, Pero bueno mi intrusión en la empresa no fue con el fin de conseguir empleo solo de quejarme con mi padre.
Me dedico una sonrisa forzada y musito "Te llamaremos el martes por la mañana, ya que sea analizado tu cv, de todas formas, no te hagas muchas ilusiones."
Me mordí la lengua, ella evidentemente me estaba menospreciando, pero si quería demostrar mi superioridad debía comportarme mejor que ella.
Le sonreí y dije — gracias, señorita Melissa, estaré esperando ansiosa.
El fin de semana me parecía eterno, la espera me estaba matando, pero me tenía fe, además de que estaba recomendada por mis profesores, los cuales eran reconocidos contadores del estado.
Así se llegó el lunes busque en mi armario ropa apta para la oficina, Daniela me presto un bolso grande junto a unas plataformas cómodas. Estaba lista para dejar mi mejor impresión.
Durante la noche no podía dormir, esperaba tener buenas noticias por la mañana.
El timbre de mi departamento me hizo saltar de la cama, era solo el correo dejándome más deudas por pagar.
La arrendadora aprovecho para decirme que la renta debía ser pagada el viernes, me miro con severidad, pero antes de que musitara algo mi teléfono sonó, la despedí y corrí de inmediato a responder.
—Buenos días, señorita Mariane Layne. Le informo que el día de hoy deberá presentarse al medio día para comenzar su semana de prueba.
Dijo la voz chillona de Melissa a través de la línea.
—Muchas Gracias, estaré ahí puntual.
Mis piernas temblaban, esperaba no caerme al entrar a la oficina.
Melissa me recibió con cara de pocos amigos me hizo firmar el contrato para mi semana y me informo cuales serían mis actividades.
Me acompaño hasta el segundo piso donde se encontraba mi jefe Michael Turner. Lindo nombre, pensé al recordar a mi chico del bar.
Pero vaya sorpresa que me lleve, si no caía al piso por torpeza seria por la impresión de ver a Michael.
Michael el chico del bar era mi jefe, en este momento solo quería que la tierra se abriera y me tragara.
Al principio su cara también quedo consternada al verme, pero al percatarse de la presencia de Melissa retomo su seriedad.
—Sr. Turner le presento a Mariane Layne su nueva asistente.
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Un corazón de oro
RomanceUna heredera obstinada y un jefe increíblemente atractivo. Pueden ser el comienzo de un amor inevitable o un desastre devastador. Mariane Wilson estaba cansada de ser subestimada como una simple heredera mimada. Se había preparado toda su vida para...