El paseo con Michael había sido hermoso, el me mostro el sitio al que solía ir, cuando necesitaba pensar, la noche se hacía presente poco a poco.
Era una pequeña zona boscosa, con una hermosa cascada, el agua caía cristalina en el enorme lago. Aunque era un lugar precioso, era tranquilo y poco concurrido. Fue demasiado agradable, con Michael todo era bueno.
Estando ahí, note que contaban con una cabaña, eran rusticas y acogedoras.
— Mariane, sé que este viaje fue para presentarte a mi familia, pero, me di la tarea de planear una velada especial para nosotros.
El nerviosismo se reflejaba en sus ojos, incluso sus mejillas tenían un ligero color rosado. El seguro y aventurado Michael Turner se estaba poniendo tímido, eso era nuevo, él ya me tenía, no había nada que cambiara aquello.
— Me encanta cuando te pones romántico, te amo.
— Cielos cariño, te amo más, si mis colegas me escucharan justo ahora, estarían burlándose sin medida.
Dijo Michael lanzando una carcajada al aire.
— Si lo llegaran a hacer, te apuesto a que sería por envidia, ya quisieran ellos tener una novia tan espectacular como yo.
—Eres increíble Mariane, ven, alquile una cabaña esta noche seremos solo nosotros dos.
Con su mano me guio al interior de una, desde fuera parecía pequeña, pero al entrar, en realidad era espaciosa.
Tenía un salón de descanso, una pequeña cocina con una barra, el cuarto de baño, y al fondo se observaba una cama matrimonial. Era hermosa.
— No sé si te parezca lo suficientemente especial, pero lo que pude conseguir cerca de este lugar era comida italiana.
Dijo Michael con una sonrisa burlona señalando una caja de pizza en la barra de la cocina.
— Michael, la comida no hace romántico un lugar, lo hace la persona y tú eres mi cursi favorito.
Habíamos devorado esas doce rebanadas de pizza entre los dos. Mi estómago parecía pez globo, inflado como una embarazada de 4 meses. Al pensar en embarazos mi cuerpo se alarmaba, aún era demasiado joven e incluso no sabía si planeaba tener hijos en algún punto de mi vida, aunque con Michael la idea parecía muy tentadora.
Unas manos firmes alrededor de mi cintura me alejaron de mis pensamientos, mientras un camino de besos se abría paso desde mi mentón hacia mi cuello. Eso se sentía, demasiado bien.
— Sr, Turner, se está portando un poco travieso esta noche.
— Solo contigo nena.
Me elevo por los aires, sentándome en el mármol de la barra, para posicionar su cuerpo entre mis piernas continuando su camino de besos hacia mi pecho.
Poco a poco, la ropa abandono mi cuerpo. Michael me miraba con devoción, el veía más allá de mi cuerpo, veía la explosión de sentimientos que me causaba.
— Esto es un poco injusto, aun este vestido Sr. Turner.
Le lance una sonrisa juguetona, yo también quería admirarlo, porque nunca tenía suficiente de él.
— Soy todo suyo Srita. Layne,
Sin más palabras me abalance sobre él, en un beso cargado de amor y deseo. Mis manos recorrían su cuerpo, con un camino que conocían de memoria, Michael estaba tatuado no solo en mis recuerdos sino en mi corazón. Con él siempre me atemorizaba el mañana, me aterraba perderlo. Debía decirle la verdad, de mi padre, de quién era yo. Aun si eso me rompía en el proceso.
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Un corazón de oro
RomanceUna heredera obstinada y un jefe increíblemente atractivo. Pueden ser el comienzo de un amor inevitable o un desastre devastador. Mariane Wilson estaba cansada de ser subestimada como una simple heredera mimada. Se había preparado toda su vida para...