Capítulo 17

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La charla con Liam Wilson había terminado a medias, su padre por fin abría un poco su corazón, pero aún no aceptaba a Michael. Incluso quería separarlos.

Mariane regresaba a la oficina en busca de Michael, él debía enterarse de lo que sucedería.

Al llegar todos los ojos se posaron sobre ella, con un evidente brillo de curiosidad, Mariane maldijo para sus adentros Melissa era una cotilla.

Michael salía de su oficina con una caja en las manos, no ¿mi padre lo había despedido? imposible había aceptado el trato, solo que yo era la que se iba a Texas no el, Michael tenía su vida aquí no pensaba arrebatarle eso.

— ¿Que estás haciendo Michael?

Sus ojos eran una montaña de emociones. Podía ver dolor, enojo mezclado con algo más profundo que no sabía identificar.

— ¿No es obvio Srita Wilson?

Musito el con amargura.

—Basta Michael, no me digas así. Soy Mariane, la misma chica torpe que conociste en el bar.

— La chica de la que me enamore y la que veo ahora son dos personas completamente diferentes.

Esas palabras lanzadas como flechas en mi dirección junto a su mirada fría apagaban cualquier halo de esperanza, el jamás me perdonaría.

— Michael Por favor escúchame. Te amo, perdón por mentir, ya te expliqué mis motivos, no puedes dejarme así, eres la tercera persona más importante para mí, después de mis abuelos, quédate a mi lado, por favor.

— Necesito tiempo Mariane, no estoy preparado para lidiar con tu mundo.

El creía que mi mundo era un castillo de oro, pero mi mundo era solo él. La resignación se instaló en mi pecho afligiéndolo con angustia y temor a nunca más recuperar el corazón de Michael, Michael y su corazón de oro, era lo único que necesitaba.

— Entiendo, pero no puedes irte, este es tu lugar de trabajo, lo que haya sucedido entre nosotros no debe orillarte a renunciar.

— Lo sé, es injusto, pero tampoco puedo pedirte que te vayas Mariane, no soy tan idiota, siempre serás tú en primer lugar.

Su voz tembló al finalizar la oración, estaba declarando aun con decepción por mis mentiras que en su corazón seguía teniendo el primer lugar.

— Perdóname.

— Adiós Mariane.

Me miro una última vez con sus ojos oscuros como la noche dándome una mirada significativa, llena de tristeza y anhelo.

No, él no podía irse así, sin más, al menos debería despedirme.

Retuve su paso tomando su brazo. El me miraba confundido, pero la súplica en mi rostro lo decía todo, deseaba darle un último beso.

Tome su rostro entre mis manos, acariciando sus mejillas que tenían el inicio de un poco de vello.

Y pose mis labios sobre los suyos. Primero dulce, dejándole saber todo mi amor, después fue un beso más intenso demostrándole que estaba clavado en mi corazón.

Lo vi retirarse hasta que las puertas del elevador se cerraron. Melissa me observaba con burla, claro ella estaba feliz, siempre había tenido un flechazo con mi hombre.

— ¿Así que Mariane Wilson?

— Metete en tus asuntos Melissa.

El odio chispeaba de mis ojos, esa víbora solo quería hacerme explotar, pero no obtendría eso de mí.

Un corazón de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora