Capítulo 9

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Esa noche llegue a la pasarela junto a Michael, mis piernas temblaban, pero al ver que tenía alguien a mi lado para sostenerme, pensar en caerme no me asustaba en absoluto.

Los compañeros susurraban a nuestro alrededor, pero no demasiado, su enfoque era la pasarela y la celebración, todo debía salir perfecto.

Michael iba a revisar que todo estuviera listo, mientras tanto observaba a las bellas modelos y Jason presumía sus mejores diseños, en especial la lencería resaltando que ya tenía a quien mostrárselos, un comentario fuerte pero común en él, era tan irreverente.

No podía dejar de reír junto a Jason hasta que mi mirada choca con la de Amber, maldición.

Ella me observo sorprendida, para después compartirme una sonrisa sínica.

Michael regreso a mi lado y yo solo quería desaparecer, esto no podía pasar, no hoy, que todo en mi vida comenzaba a mejorar.

Amber se acercó a nosotros, sonriendo con satisfacción, ella utilizaría esto para someterme, como la odio.

— Que sorpresa encontrarte aquí Mariane.

Me sonrió dándome una copa de vino blanco, la acepte mientras le daba una sonrisa forzada.

—Hola Amber, veo que estas en la pasarela.

Dije señalando el escenario

—Si soy modelo casual y vaya veo que estas con tu amigo de la otra noche

Miro a Michael esperando alguna aclaración.

—Mucho gusto Amber, ahora no soy su amigo, ya tenemos algo oficial, soy Michael el novio de Mariane.

Dijo mirándome con amor para posteriormente dejar un beso sobre mis labios.

Sabía que debía preocuparme por Amber, pero Michael nublaba mi buen juicio, hacía que olvidara todo lo demás.

Amber casi se desmaya al escuchar sus palabras, me miro con molestia, para después sonreír a Michael y decir

—Los felicito, Mariane es algo difícil, así que te deseo buena suerte, será una sorpresa muy agradable para mis padres...

—Sí, vaya que fue difícil lograr que aceptara salir conmigo, aun no tengo el placer de conocerlos, espero hacerlo pronto.

Michael tenía una sonrisa agradable, era el único de toda la compañía que no se metía en chismes, los temas ajenos no le interesaban, por ese motivo desconocía que Amber era hija de Liam, además si estaba al tanto planeaba decir que nuestra madre me había tenido en un matrimonio anterior, él no podía descubrir que era la futura heredera de industrias Wilson, nunca.

— Michael, puedes traerme agua, el vino reseco mi garganta.

Asintió y camino a la barra.

—Escucha Amber, no quiero problemas

— Bueno hermanita eso lo hubieras pensado antes de estar aquí, por cierto ¿qué haces aquí?

—Pues soy la cita de Michael, obvio

—Muy bien, hermana puedes divertirte con quien tú quieras, pero no olvides que eres una Wilson, no vas a terminar con quien tú deseas, te quedaras con quien papá decida.

—Amber, por favor no se lo vayas a contar...

—No te preocupes, pero debes hacerme un par de favores, luego te digo que necesito.

Me dedico un guiño mientras sonreía con hipocresía. Sabía que su amabilidad no era gratis, pero prefería escuchar sus demandas a ser descubierta por mi padre.

Conforme transcurría la noche, la tensión se iba poco a poco de mi cuerpo.

La cena era un éxito, y las otras secretarias me miraban con prejuicio, mientras murmuraban un par de cosas, pero no me importaba, no dejaría que comentarios con malicia me afectaran.

Me encantaba el brillo de la mirada de Michael mientras me sostenía al bailar siguiendo el ritmo de la música.

La noche termino y era hora de que cenicienta regresara a casa.

Por la mañana, el portero toco a mi puerta notificándome de la llegada de Michael o eso pensé.

Para mi sorpresa, David estaba afuera esperando, me saludaba sonriente, se veía más contento que de costumbre y me sentía mal por mi comportamiento de los últimos días.

No era una chica que jugara con los hombres, pero, recientemente, me veía así, tenía a David intentando conquistar mi corazón, pero este lo robo Michael la noche en que lo conocí. Pobre David, debía terminar con su espera pronto, él no se merecía esto.

Iba a caminar en su dirección, pero otro auto se detuvo en la acera, pude ver como salía Michael con su traje azul y una corbata plateada, se veía tan guapo. Tenía porte de príncipe.

Mi ansiedad incremento, no sabía si Michael estaba molesto por la presencia de David.

La sonrisa de David se borró al instante, pude ver decepción en su rostro, en cambio Michael me miro con profundidad, como solo él sabe hacerlo. Con una complicidad que solo él y yo entendíamos.

— Michael, David siempre me lleva al trabajo, no debías molestarte.

Mi voz salió temblorosa, pero no sabía cómo afrontar esta incómoda situación.

— Lo sé, pero me parecía correcto llevarte al trabajo esta mañana.

Me observo mientras tocaba su barba, como me encantaba su barba, lo hacía ver aún más atractivo.

— Si bueno, Michael, siempre llevo a Mariane a la oficina no era necesario, si me permites yo la llevare

Hablo el rubio haciendo notar su presencia.

—David no es necesario, vamos al mismo edificio. Mejor ahórrate el desvió además Amber debería molestarse por tu extrema atención a Mariane.

Dios, estos dos hombres peleaban por una vuelta. Era un comportamiento tan infantil.

—Está bien, David gracias por venir esta mañana, pero Michael tiene razón, además tu padre parece insistente.

Dije señalando su teléfono celular el cual no dejaba de sonar y decía "padre" en la pantalla.

Me miro con suplica, pero se resignó, se dio la vuelta mientras se despedía con su mano.

Después de eso Michael abrió la puerta para mí, condujo en silencio, no sabía que decir para matar la densidad en el ambiente, pero la timidez se apoderaba de mí, mi inexperiencia en citas era obvia, había quedado claro la noche del sábado, cuando por accidente termine vertiendo la copa de vino sobre su traje.

El camino me parecía eterno, pero llegamos a la oficina.

Michael abrió mi puerta mientras extendía su mano hacia mí. La tomé y él dijo


— Vamos cariño, tenemos trabajo que hacer. 

Un corazón de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora