Durante el transcurso de la semana David se había comportado de forma amistosa, ofreciéndose a ser mi chofer en diversas ocasiones. En cierto momento podía sentir la mirada de Michael clavada a través de la ventana de su oficina, su rostro reflejaba múltiples ideas sobre mi cercanía con David, pero en ningún momento desvío los temas personales sobre el laboral. Además, claro que él pensaba que era el novio de mi hermana.
En la oficina reinaba el caos los diseñadores trabajan bajo presión mientras las esbeltas modelos eran su blanco. La compañía decidió organizar una pasarela exprés para realizar la apertura de la nueva temporada y celebrar el aniversario de la misma. Mis manos se encontraban llenas de carpetas que contenían fotografías de los diseños y las modelos, con infinitas notas de observación realizadas por Michael.
Mi tarea era entregarlas a Jasón Key el diseñador estrella, pero este tenía a Amber enfundada en un vestido ceñido, mientras colocaba kilos de tul a su alrededor, era una escena bastante divertida hasta que reaccione. Maldición, Amber estaba aquí, tenía conocimiento de que ocasionalmente participaba como modelo en la compañía, pero no esperaba que estuviera en este evento, tenía la intención de huir de inmediato y decirle a Michael que Jasón se encontraba indispuesto o algo así, pero al girarme me encontré con su penetrante mirada, mientras esperaba en la entrada de la oficina, indicándome que no podía regresar sin antes entregar esos papeles.
Que buena broma me estaba jugando el destino, no podía pensar con rapidez debido al nerviosismo que tenía por la presión que ponía Michael sobre mí y el inminente encuentro con mi hermana, debía actuar de inmediato sino mi esfuerzo de este mes se iría a la basura.
Me arme de valor y camine hacia Jasón, él ya me había visto, por fortuna Amber estaba de espaldas, mis piernas parecían gelatina, mi cuerpo se sentía pesado, y en un instante todo se oscureció.
Tuve que parpadear para acostumbrarme a la tenue luz que emanaba de la lámpara, miré por el gran ventanal el cual me recibía con la noche estrellada.
Una vez que mi vista se enfocó reconocí que esta no era mi casa, ni un sitio que me pareciera familiar.
—Vaya, hasta que despertaste Mariane.
La ronca voz de Michael me provoco escalofríos, podía verlo en el sofá de la esquina frente a la cama, sostenía un paño junto a una cubeta, demostrando que había cuidado de mí.
Aun así, me sentía asustada al no recordar cómo había terminado en esta cama, y si Amber me había descubierto seguro mi padre ya estaba moviendo mar y tierra para quitarme mi puesto de trabajo.
De pronto tenia a Michael sosteniéndome entre sus brazos, reaccione cuando saboree mis lágrimas, me aterraba perder todo lo que estaba logrando por una jugada tan trillada del destino.
—Todo está bien Mariane, entiendo si estas semanas fueron complicadas para ti, habla conmigo cuando no estés en condiciones para trabajar bajo presión no quiero que vuelvas a colapsar como el día de hoy.
Me aleje lentamente de él mirándolo con duda
— Michael ¿muchas personas presenciaron mi espectáculo?
—No Mariane, antes de que cayeras ya estabas en mis brazos, te traje a mi casa de inmediato, no lo mal intérpretes. En primera instancia te lleve a un hospital, pero mencionaste que no te gustaban y te rehusabas soltarme cuando el enfermero te quería ingresar.
— Que vergonzoso, te agradezco que cuidaras de mí, pero ya debo ir a mi casa.
Michael me observo con preocupación, su frente se llenó de arrugas expresando el desacuerdo de que me marchara. Pero no era correcto que me encontrara en casa de mi jefe a altas horas de la noche, por supuesto que no.
—Espera, aunque sea quédate a cenar, ya puse la mesa, ven te guiare.
Asentí y lo seguí, atravesé el extenso pasillo, toda su casa tenía ese aroma que me embriagaba, Michael era mi nuevo perfume favorito.
Michael me ayudo a tomar asiento, tenía un delicioso plato de comida casera frente a mí.
— Vaya, esto se ve muy bien Michael ¿tú lo cocinaste?
— Gracias Mariane, si lo hice yo mismo.
Este hombre era tan versátil, siempre me sorprendía con algo nuevo, lo conocí como el chico encantador y atractivo en el club, para después convertirse en mi jefe, estricto pero paciente, y ahora era este hombre responsable y atento. No podía seguir engañándome, mi corazón estaba completamente rendido por él.
Pero no sería posible, la situación de mi vida no me permitía aspirar al amor, antes debía arreglar mis grandes problemas familiares.
Perdón Michael quizás en otro tiempo, correré hacia ti sin dudar.
—Michael, gracias por las atenciones del día de hoy, permíteme lavar los trastes, te lo debo por la deliciosa cena.
Tome los platos de la mesa, dispuesta a ir al lavadero, Michael se paró de inmediato
— Mariane no es necesario, eres mi invitada
Dijo tocando mis manos dispuesto a quitarme los platos.
Me miro con profundidad haciendo que me perdiera en sus oscuros ojos. Dejo los platos en la mesa, al volver frente a mí, tomo nuevamente mis manos, las cuales eran pequeñas para las suyas, mi corazón latía frenético y apenas podía respirar por la cercanía de Michael.
Y basto solo un instante para que sus labios rozaran los míos, un roce que cargaba muchas promesas, pero era más bien una solicitud, regreso su mirada a la mía, buscando aprobación sobre sus intenciones.
Me arrepentiría mañana, estaba 100% segura, pero esta noche solo quería pensar en él, en este atractivo hombre que se estaba adueñando de todo mí ser.
Y no me detuve, lo tomé de su cuello, acercando nuevamente sus labios a los míos, esta noche no importaba nada más, no era una heredera, no era la hija olvidada, no era solo su secretaria y el mi jefe, esta noche planeaba consumar todos mis deseos ocultos, porque Michael despertaba en mi un deseo irresistible, era el tipo de hombre con el que no puedes perder el tiempo ni la oportunidad.
Su tacto era firme sin llegar a la brusquedad. Sus labios descendían con lentitud y delicadeza de mis labios, paso a mi cuello, su lengua caliente dejaba rastros de humedad, mis piernas se retorcían por la incomodidad creciente de mi centro. La excitación se abría paso sobre todo mi cuerpo, conforme el continuaba explorando cada rastro de piel libre y si estaba oculta, retiraba la tela que lo cubría. En un abrir y cerrar de ojos, me encontraba desnuda ante su imponente mirada.
Podía asegurar que mi rostro se asemejaba a un tomate, mi piel se sentía al rojo vivo, quizás por vergüenza o por algo más oscuro como el placer.
Fui tomada por los duros brazos de mi jefe Michael, encaminándome a su cómoda habitación.
ESTÁS LEYENDO
Un corazón de oro
RomanceUna heredera obstinada y un jefe increíblemente atractivo. Pueden ser el comienzo de un amor inevitable o un desastre devastador. Mariane Wilson estaba cansada de ser subestimada como una simple heredera mimada. Se había preparado toda su vida para...