━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
SÁBADO A LA NOCHE ━━ BOLICHE
── Bienvenidos a la gran noche de la elección de La Reina de la Temporada. Esto es a total beneficio de la escuela número 23. Así que a divertirse, a bailar y a consumir, que hace calor. Recuerden que todo lo recaudado va para una obra de bien, ¡Gracias! ── Esas fueron las palabras del padre de Tatiana antes de que se vuelva a escuchar la fuerte música, pero esa vez acompañado de los aplausos y chiflidos.
── Pablo, ¿qué te pasa? Hace rato que tenés esa cara de caniche rabioso. ── Dijo el más joven de los Ezcurra. Él y el menor entre los hermanos Bustamante, estaban sentados en la barra de tragos, hace ya rato que estaban ahí.
── Nada, no me pasa nada. ── Sus palabras fueron escupidas con algo de enojo, por lo cual, obviamente no fue convincente para el de ojos verdes.
── Dale hermano, mentile a cualquiera, menos a mi que te conozco desde que te sacabas los mocos. ── Al no obtener respuesta, Tomás se vio en la tarea de seguir la mirada de su amigo, dándose cuenta del porqué estaba así. ── Uia, ¿y ese?
Cerca de donde estaban ellos, se encontraba la canadiense, pero ese no era el motivo del enojo de Pablo. El motivo de su enojo era alto y pelinegro. Hace ya unos 15 minutos que estaba viendo como un chico trataba de sacar a bailar a su novia, siendo rechazado en todos sus intentos. Pero parece que eso mucho no le importaba a él, ya que seguía insistiendo una y otra vez.
── A ese le voy a bajar todos los dientes de una trompada. ── Fue lo único que dijo al ver cómo a ese desconocido se le caía "accidentalmente" su trago sobre Irene, manchando, notoriamente el top de tirantes color blanco que llevaba puesto.
── Pablo, par -- ── Él mismo se interrumpió al ver cómo el chico que estaba a su derecha, comenzaba a caminar hacia la dirección de la chica. En ese momento solo le quedaba rezar para que el rubio no se meta en algún problema.
── Perdóname perdóname, te juro que no fue adrede . ── Dijo el pelinegro a la vez que tuvo el intento se acercar una servilleta al cuerpo de la chica.
── Puedo sola. ── De un "sutil" manotazo alejó la mano de ese desconocido.
── No, pero en serio, déjame que te ayud -- ── Dejo de hablar al sentir como alguien se apoyaba en su hombro.
── Me parece que ya hiciste bastante. ── Dijo cierto rubio, para luego extenderle su mano a la castaña que, a diferencia del pelinegro, él no fue rechazado por ella. ── Es linda, ¿no? ... tengo la suerte de que sea mi novia.
Sin esperar alguna posible respuesta por parte del chico, ambos emprendieron camino hacia el baño del lugar. Una vez ahí, Pablo dejo que la chica ingresara primero para luego hacerlo él, y sin que la contraria se dé cuenta, le puso el seguro a la puerta.