Dark paradise | Rindou Haitani | +18 (Terminada)

XXIX

A medida que el tiempo iba pasando ambos niños iban creciendo y sobre todo tomando su propia personalidad, Riku era un bebé tranquilo, pacifico, mientras que Seki era un niño inquieto, ruidoso y muy aventurero

Cuando cumplieron los seis meses de vida decidí que era tiempo de volver a trabajar, y aunque no todos estuvieron de acuerdo en mi familia, terminé haciéndolo con el apoyo incondicional de Rindou

Ambos niños amaban ir conmigo a trabajar, sobre todo porque amaban los animales, cuando comenzaron a gatear e incluso a caminar, las cosas se pusieron un poco más intensas, el rubio siempre estaba a mi lado aferrado a mi pantalón, mirando atentamente todo lo que hacía tranquilamente, mientras que el albino solía escaparse en todos momentos de mi cuidado para ir a jugar con los animales, amaba tirarse al lodo con los cercos, o en el heno de los caballos, incluso lo había atrapado más de una vez con las bajas, bebiendo de ellas...

Había creído que al ser mellizos ambos niños serian iguales, algo que me emocionaba al ver lo tranquilo y bueno que era Riku, pero sin dudas el pequeño albino era un pequeño temerario, amaba meterse en problemas y a pesar de que lo regañaba cuando desaparecía para irse a jugar con los animales, siempre terminaba haciéndolo nuevamente al día siguiente...

Sin duda Riku había salido como su padre de pequeño, tranquilo y muy apegado a su madre, mientras que Seki era igual a mí, aventurero, hiperactivo y el niñito de papá...

Pero a pesar del trabajo y los dolores de cabeza o espalda que ambos niños me daban casi a diario, los amaba inmensamente, ellos eran mis niños, el fruto del amor que nos teníamos con Rindou y ambos hacíamos todo lo humanamente posible para darles lo mejor, pero sobre todo, los amábamos incondicionalmente

Mis hermanos trataban a los niños con mucho cariño y eran los consentidos de sus tíos e incluso de sus tías, todas las parejas de mis hermanos amaban a nuestros niños, y ya fuera que los vieran seguido como era el caso de Hiroko, quien venía cada vez que Shinichiro nos visitaba, o con Asari y Miko, quienes adoraban a los niños y por vivir en la ciudad solían verlos en video llamadas con menos regularidad, pero eso no quitaba que ambas llenaran a los niños de regalos cada vez que podían, al igual que pasaba con Ran, él no conocía a los niños en persona, el día que cumplieron su primer año, el Haitani mayor nos sorprendió llamándonos en video llamada para felicitar a los niños, volver a verlo me hizo muy feliz, él se veía increíble, adulto y mucho más maduro de lo que recordaba, aunque eso era obvio, los últimos recuerdos que tenía de Ran era de cuando yo tenía trece años y él dieciséis...

Para el primer año de nuestros niños, con Rindou hicimos una gran fiesta, ambas familias estuvieron invitadas junto a sus parejas e incluso también invité a Baji, con el cual tenía una relación muy estrecha, después de todo era el mejor veterinario del pueblo y había hablado con él en cuanto comencé a trabajar en las tierras de mi familia para que fuera el veterinario de nuestros animales, así que lo veía con regularidad cada vez que algún animal se enfermaba o incluso cuando venía a hacerle los chequeos de rutinas

Nuestras familias estaban pasando por el mejor momento desde hacía mucho tiempo, tanto laboral como económicamente, ahora, casi dos años después de que mis pequeños hubieran nacido, tanto Rindou como yo teníamos una vida estable, no había nadie atormentándonos o queriendo hacernos daño, por lo que disfrutábamos de nuestras vidas al máximo

La noche antes del cumpleaños número dos de nuestros niños, Rindou estaba en la sala con ambos pequeños jugando mientras yo terminaba de limpiar todo lo que habíamos usado en la cena, pero al terminar caminé sin hacer ruido hacia la sala viendo a mis dos niños jugando y hablando torpemente con su padre, quien los miraba con una enorme sonrisa

Me apoyé en el marco viendo como el rubio le daba un libro a su padre y le mostraba emocionado animales mientras le decía los nombres y negué caminando sin hacer ruido hacia el armario que estaba junto a la puerta de entrada, de donde saqué mis antiguos patines y volví a la cocina para salir sin llamar la atención de ellos