Capítulo 22

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La operación que había tenido éxito, no se retrasaron más de lo habitual mientras llevaban a cabo el procedimiento, utilizaron las horas necesarias y no hubo ningún contratiempo durante la realización.

Ya habían transcurrido dos días desde su cirugía, y realmente le estaba resultando difícil. Lo obligaban a ingerir alimentos aunque no sintiera hambre, y lo peor era que le causaba molestias al tragar la comida.

Solo esos dos días habían sido desafiantes para él, sin mencionar que le dolía la garganta constantemente. Debían realizarle exámenes vitales y casi siempre ingresaban médicos a la habitación donde se encontraba para examinarlo o cambiar sus vendajes.

Después de una semana, el castaño ya mostraba indicios de que iba a comenzar a mejorar, el dolor en la garganta había disminuido, comía un poco más y los médicos ya no lo revisaban con tanta frecuencia, ya que antes revisaban sus signos vitales cada dos horas. Sabía que era una operación de alto riesgo, y estaba agradecido de que no le hubiera sucedido nada.

Aunque ya lo hubieran intervenido, seguía sin entender cómo alguien desconocido hubiera sufragado esa cirugía, esa pregunta siempre estaba en su mente. Él comenzó a pensar que tal vez alguien conocido la había costeado, pero el oji miel no lo veía lógico ya que no se lo había dicho a nadie.

Sentía remordimiento por haberle mentido a su novio. Él no se sentía cómodo en el hospital, y le darían de alta a las dos semanas después de la operación, se sentía tranquilo, porque ya no tendría que estar preocupado por los tratamientos o la enfermedad en sí. A pesar de eso, estaba sorprendido de que el azabache no lo hubiera llamado o escrito, intentó no malinterpretar y pensar que tal vez estaba ocupado.

Le habían informado que, como ya había pasado la primera semana, podría recibir visitas. Claramente sabía con anticipación que nadie iría por razones evidentes, así que esto no le llamó la atención de todos modos.

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Duxo se encontraba bastante ansioso y preocupado, pues sabía que el castaño había tenido una cirugia peligrosa debido a la enfermedad que tenía. Sus manos sudaban y su pierna se movia constantemente y agitaba su lápiz de arriba abajo contra la mesa formando un golpeteo constante y tedioso, incomodando a sus compañeros. No podía concentrarse en el parcial tan importante que debía hacer, respondió algunas preguntas ya que eran sobre un tema en el cual estaba familiarizado, pero de igual manera, las preguntas un poco más complicadas no podía responderlas, tenía la mente ocupada en muchas cosas y preocupaciones. Cejo solo lo miró con inquietud, pues su comportamiento era extraño.

La sensación que sentía era abrumadora, estaba tan nervioso por todo que sentía que iba a vomitar lo que sinceramente no había desayunado, pues el chico se había sentido tan mal en esos últimos días por todo lo que pasaba en su cabeza en ese momento, se sentía triste y molesto porque pensaba que el menor no lo veía como alguien en quien confiar, debido a que no le había dicho nada sobre la enfermedad tan grave que tenía.

Se acabo el tiempo del parcial y con pereza se levantó de su pupitre a entregar la hoja, sabía que lo perdería pues había contestado menos de la mitad, pero no le importaba porque sabía que por un parcial no perdería el semestre. Al terminar su horario recogió sus cosas y se fue a su hogar, sin hablar con nadie.

Al día siguiente, el pelinegro se despertó angustiado, las preguntas rodeaban su mente y no lo dejaban concentrarse, decidió que lo mejor sería faltar a la universidad ese día, estaba muy cansado mentalmente, y simplemente se quedó acostado pensando en todo. Con la idea de ir a visitar al castaño, pues no soportaba estar más tiempo sin saber anda de él.

Lo amaba, y eso le dolía, le dolía que no le hubiera dicho nada. Entendía que tal vez no quería preocupar a nadie, pero pensando en su relación con respecto al chico, en su mente se creó la idea de que lo estaba forzando a tener una relación.

"Hacerte Sentir Estrellas" | DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora