Capítulo IX: Cuidado con lo que deseas

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Hola a todos!!

Bueno, una disculpa. Sé que no he actualizado literalmente en años, pero han pasado demasiadas cosas. De hecho, creo que la vida ya me va a hacer tener que renunciar a los fics, pero a este fic le tengo un cariño muy especial, y espero poder terminarlo. 

Por el momento, les traigo un nuevo capítulo y espero aunque sea de a poco, ir trayendo los siguientes y ya ponerme al corriente con la historia publicada antes y ya terminarla bien con ésta. 

Si se preguntan por qué le tengo un cariño muy especial a este fic, se los diré: El RoyEd es mi OTP, y he visto muy pocas historias de ellos, algunas con un Ed muy OoC (Out of character), y pues quería hacer mi propia historia, pero más larga y seria. Este fanfic lo he planeado por años, tratando de apegarlo lo más posible a las leyes del mundo de FMAB, como si realmente pudiera ser una continuación de la historia original. 

Y tengo otras razones, pero sería dar spoiler para las personas que no están del todo al corriente con esta historia, espero poder actualizar (hagan chonguitos para que sí).

Y según la cronología, seguimos con Arrest Rose, pero se podría decir que éste es un entremés, así que pondré otra canción de VanaN'ice como un "mientras". El nombre es "Decimotercera noche"

Ya saben, FMA NO me pertenece. 

Capítulo IX: Cuidado con lo que deseas

Edward iba caminando con el entrecejo fruncido hacia el laboratorio. Cuando entró, Isaac pudo notar que algo tenía.

-¿Todo bien? –Dejó lo que estaba haciendo y miró directamente al rubio.

-Sí, todo está perfecto. –El chico cerró de golpe unas vitrinas de donde había sacado unos frascos, además que no miraba directamente al otro alquimista.

-Ed... si no quieres hablarlo está bien, pero sé que estás mal. No te juzgaré si quieres romper algo o incluso llorar. –El cuerpo de Edward comenzó a hiperventilar mientras él trataba de contenerse, pero algunas lágrimas traicionaban con salir. -¿Es por el coronel? –Tanteó Isaac tratando de hacer que el chico se desahogara.

El rubio no pudo más y sacó todo. Le contó a su confidente todo lo que ocurría y cómo se sentía. Su ceño se fruncía y sus puños se apretaban, tratando de contener las lágrimas aunque una que otra se escapó.

-Ojalá pudiera olvidar todo... -Deseó Edward.

-No digas eso, sé que estás triste pero...

-¡Es que no es sólo por el coronel! –Gritó mientras golpeaba la mesa. –Es todo, la muerte de mi madre, la transmutación, la muerte del señor Hughes, de Nina... esto... -Hizo una pausa mientras se jalaba del cabello. -¿Sabes lo que es irse a dormir con el temor de soñar con eso? No puedo descansar, no puedo relajarme. Cierro los ojos y veo algo de lo que yo de alguna forma fui parte... y ya no quiero. –Hizo una pausa. –Me pregunto si... olvidara todo, ¿Sería la solución? –Isaac se quedó callado y se limitó a mirar a Edward. No tenía una respuesta para eso.

Pasó la jornada en silencio. Apenas trabajaron ambos alquimistas, pero estaban demasiado ensimismados en sus pensamientos que no se podían concentrar. A la hora de la salida, Ed no quiso que Newton lo acompañara, necesitaba estar a solas para acomodar sus pensamientos.

Alphonse había llegado hacía rato a su casa, pero al ver el paso de las horas y que Edward no llegaba, fue a buscarlo. Lo encontró vagando como alma en pena en el parque de Central. Se acercó sigilosamente para que su hermano no le huyera.

Al estar lo suficientemente cerca para atraparlo si corría, habló. –Hermano, vámonos a casa. Hace frío. –Tenía entre sus manos un abrigo azul con negro para dárselo al mayor.

Resultado de una transmutación humana. |REESCRITAWhere stories live. Discover now