Capítulo II: Marcado

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Hola a todos.

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. 

Disculpen que no haya actualizado, pero para los que no vieron mi perfil, estoy de luto porque dormimos a mi mascota, que tenía un cáncer muy invasivo, y realmente no tenía ganas de nada.

Tenía la mitad de este capítulo escrita, pero tenía que complementar lo que faltaba antes de publicar.

Espero les guste, si es así, voten y comenten por favor (sólo no digan spoilers por los que apenas vienen). Igualmente les comento que cuando esta historia llegue a la par de la publicada, quizá borre la anterior porque ésta es la versión mejorada, se podría decir.

Ya saben, FMA NO me pertenece.

Capítulo II: Marcado

Su pierna se movía nerviosamente de arriba abajo. Nunca había estado en un interrogatorio así, como si fuese un delincuente o algo peor. No estaría tan nervioso si no fuese por sus marcas y la persona que orquestaba esa situación. No sabía que había sido de Newton o de su hermano.

Llegó un momento en que pasó la mano sobre su cabello, como si así pudiese encontrar una respuesta, pero sólo logró despeinarse, aunque no le importó. Escuchó la puerta abrirse y al mirar allí, se sintió ligeramente aliviado de que no fuese su captor.

-¡Teniente Havoc!

-¡Jefe! –Alzó una mano a modo de saludo, pero luego la bajó ligeramente avergonzado. –Lo siento, olvidé que ya no trabajas aquí. –Un carraspeo algo brusco a sus espaldas lo hizo enderezarse e incluso el cigarro de su boca calló al piso.

-Silencio, teniente. Venimos a hacerle unas preguntas a Elric, no a tomar el té. –Roy se sentó frente a Edward mirándolo desafiante. Ed alzó una ceja, se preguntaba desde cuándo el coronel era tan centrado en su trabajo. Pensó que quizá ya era personal, pues sólo lo vio así de obsesionado con el caso de Hughes. -¿Cómo te hiciste esos tatuajes? ¿Es una especie de círculo o qué? –Cuestionó directo al grano.

-No sé. –Contestó inmediatamente. –Simplemente empezaron a salir. Como ya no trabajo en el ejército, sabía que tenía que buscar respuestas por otro lado.

-¿No será que esas marcas te las hizo ese tal Newton? –Mustang afiló su mirada, como buscando rastros de mentira en las palabras de Edward.

-¡Claro que no! –Chocó sus manos contra la mesa. -¡Fui a buscar su ayuda!

-Tú mismo lo dijiste, querías buscar respuestas en otro lado. ¿Por qué no acudiste con nosotros? –Mustang parecía no inmutarse, era cauteloso, calculador y frío.

-No quise y punto. Ya no pertenezco a la milicia, y hasta donde sé, mientras no le haga daño a nadie tengo el derecho de hacer lo que quiera. –Escupió el rubio, tratando de zafar a Newton de toda esa situación.

-¡Elric, me estoy impacientando! ¡Dime qué te pasó!

-¡NO-LO-SÉ! –Dijo marcando cada palabra. -¡¿Crees que me complace tener estas marcas sin saber siquiera qué son?! –Roy decidió jugar su última carta y se levantó, acercándose peligrosamente al rostro de Edward con una mueca algo torcida.

-Si no me ayudas, tu amigo Newton será procesado y enjuciado por experimentación con humanos. –Eso sorprendió al menor y lo preocupó aún más.

-¡E-él no me hizo nada! –Trató de pensar algo rápidamente. –Además, no puedes hacer algo en su contra en un país al que ni siquiera pertenece.

-Sí puedo, porque el crimen es contra un amestrisano, y no cualquier amestrisano, uno de los más importantes que ha tenido el ejército. –Edward tomó bruscamente a Roy del cuello de su camisa.

Resultado de una transmutación humana. |REESCRITAWhere stories live. Discover now