Katsuki suspiro con desgana, mientras miraba a Izuku pasearse por el apartamento arreglando los últimos detalles de la habitación que había elegido para quedarse.
Quería gritar y ordenarle que no era necesario otra habitación, que su lugar de descanso era a su lado, en su cama.
Pero la realidad era otra, Izuku se mostraba frío y evasivo, ni siquiera le dejaba explicarle o pedirle perdón por el beso de la tienda.
Se apresuro a quitarle la pesada caja de las manos, Izuku solo encogio los hombros y aparto la mirada con indiferencia. Al parecer la mala suerte se convertía en una rutina en la vida de Katsuki.
— Iré a comprar algo de comer, ¿Quieres algo en particular?— pregunto Katsuki observando fijamente al omega en caso de algún indicio de que no lo odiaba, pero el omega nuevamente volteo la cara y siguió acomodando sus pertenencias.
— Lo que pidas estará bien — respondió indiferente, lo que menos quería era comer tenia un nudo en el estomago, pero sabia que nada tenia que ver con su embarazo.
— ¡Seguro!… ¿Algún antojo?— Katsuki se acercó agarrando un sedoso mechón verde entres sus dedos.
— Seguro — mascullo incomodo el peliverde, alejándose nuevamente de él.
Katsuki maldijo en su mente y salio cerrando la puerta tras de el. Era imposible penetrar esa dura barrera de frialdad en la que Izuku había cubierto sus sentimientos. Miro la habitación sintiéndose culpable por notarlo tan frágil.
Cogió el teléfono para hacer mejor el pedido a domicilio, ordeno todo lo que el omega regularmente comía y otros comestibles que según el Izuku necesitaría, había notado el cambio en la dieta alimenticia, pero también había notado que vomitaba la mitad de lo que comía y eso lo tenía preocupado.
Estaba decidido a primera hora del día siguiente le concertaría una cita con un ginecólogo. Si Izuku no fuera tan testarudo de seguro ya estarían casados y gozando de sus vidas juntos.
• • ◆ • •
Izuku admiraba su nueva habitación junto a su pequeño nido al fondo, le había quedado parecida a la de su casa pero no era lo mismo allí se sentía un intruso, a decir verdad siempre se ha sentido así con todo lo que refiera a la vida intima de Katsuki.
Teme salir mas lastimado de lo que estaba, cada vez escuchaba y notaba los detalles que por mucho tiempo se decían de Katsuki, como las múltiples habitaciones donde invitaba a sus amantes pasajeras, el hecho de que supiera atender a un omega y conocer sus necesidades era un claro ejemplo de que ha estado con tantos. Cada momento que pasaba junto a el estaba en primera fila para ser testigo de lo mujeriego que era, nunca se había atrevió a meterse más allá de lo necesario, pero ahora estaba hundido hasta el fondo y con alguien que posiblemente ya no sería tan amigo, diablos, ya ni siquiera sabia que eran. Pero le dolía… le dolía en el alma que el alfa no lo respetara ni un segundo para tirarse a una fulana enfrente de el.
Sabia que no podía seguir así y tampoco que aguantaría mucho tiempo viviendo cerca de Katsuki y rechazarlo, era un estupido enamorado. La única solución era ocuparse de su vida y volver al trabajo aunque fuera solo al asilo. Tendría que renunciar a la editorial hasta encontrarse con fuerzas para volver a organizar las actividades de apoyo para los omegas y los nuevos libros que estaba escribiendo.
Hizo una breve llamada a Eric, para que la notificara del estado de los suministros médicos de los ancianos, y también del equipamiento que hacia falta para la nueva sala de terapia para los inválidos, tras anotarlo todo se despidió y decidió que ya era hora de comer algo, había notado que cuando tenia nauseas era como si el bebé le reclamara por alimento. Solo esperaba que aquello pasara rápido.
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𝐔𝐍 𝐇𝐈𝐉𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐌𝐈 𝐌𝐄𝐉𝐎𝐑 𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎 [BKDK]
Fanfiction¡UA OMEGAVERSE! Izuku no podía dar crédito a lo que escucharon sus oídos, incluso llegó a pensar que era una broma. Pero no, su mejor amigo lo había elegido a el para ser la madre de su hijo. Si Katsuki Bakugo le estaba pidiendo un favor como los bu...