Capítulo 9: Añoro

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Un día ligeramente nublado, el sol estando en la cúspide de su recorrido ilumina el vasto puerto de la ciudad. Unos cuantos muelles gigantescos ocupaban el centro de la orilla mientras entradas al mar de piedra se ramificaban en muelles más pequeños en los laterales. En uno de los laterales, Ashes hablaba con un hombre de mediana edad mientras Threir, Daeiana y Térefast esperaban cerca. Ashes se despidió del hombre y volvió con el grupo.

–Bueno, tema zanjado. –dijo Ashes mientras se acoplaba a la conversación.

–¿Cómo has quedado? –preguntó Daeiana.

–Me ha costado horrores... –respondió de forma exagerada. –pero, en caso de que decidáis venir, nos lleva a los cuatro por quince de plata. Aunque tendremos que esperar hasta la semana que viene, partirá cuando le llegue toda la mercancía y la carguen.

–Quince de plata es muy poco para un viaje que cruza el océano hasta Kalimdor. Me parece bien aprovecharlo. –dijo Threir.

–Primero debemos encontrar a mi abuelo. Con algo de suerte nos puede conseguir un mapa. –comentó Daeiana.

–¡¿Daeiana?! –dijo una mujer de cabello oscuro acompañada por un hombre de cabello corto vestido con una armadura plateada y cargando un escudo en su mano derecha.

Daeiana se giró hacia el muelle adyacente, de donde venía la voz.

–¡Qué fortuna la mía! –dijo la chica mientras caminaba velozmente hacia el grupo. –¡¿No me engañan mis ojos?!

–¡¿Liliana?! –preguntó Daeiana sorprendida.

–¡Dichosos sean mis incrédulos ojos! –dijo sonriente mientras le tomaba las manos. –¿Cuántos años hace? ¿Quince? ¿Veinte?

–¡Fácilmente harán quince años ya! –respondió Daeiana mientras se abrazaban, dando pequeños botes.

–Contemplad. –dijo Liliana mientras le acariciaba los mofletes. –Qué suavidad... Y qué fluidez la de tu cabello, a pesar de estas... puntas abiertas y descuidadas. –añadió mientras sujetaba un mechón de su flequillo.

–No tuve mucho tiempo para cuidar mi aspecto. –respondió Daeiana. –Aunque mírate tú. Esa trenza recogida te queda genial. 

–Además de su comodidad innegable. –complementó Liliana.

–¿Puedo conocer a tus acompañantes?

–Claro. –respondió Daeiana mientras se daba la vuelta. –Este es Threir, se podría decir que es mi guardaespaldas. Me acompaña desde hace... ¿Un año? ¿Año y medio quizá...?

–Poco más de año y medio. –dijo Threir mientras tornaba su mirada hacia Liliana, bajó la cabeza mientras inclinaba el cuerpo hacia adelante levemente. 

–Interesante cuanto menos. –respondió Liliana mientras le devolvía el saludo levantando levemente su falta por los costados con sus manos, cruzando los pies e inclinándose ligeramente.

–Ella es Ashes. La hemos conocido hace poco y nos está dando una mano para viajar.

–Hola-hola.

Liliana saludó a Ashes con ambas manos, ondulándolas de lado a lado a la altura de su boca.

–Y el último es Térefast. Nos ha acompañado este último medio año, desde que partimos hacia aquí desde un pueblo cercano a Forjaz.

–Es un grato placer conoceros. Me complace saber que mi amiga de la infancia ha conseguido entablar más amistades.

–El placer es nuestro. –respondió Térefast.

–Uy. ¿Dónde están mis modales? –dijo Liliana mientras se cubría la boca con una mano. –Soy Liliana Moonshine, única heredera de la casa Moonshine. Me complace poder afirmar que Daeiana y yo nos conocemos desde que yo era una jovencita de ocho años. Pocos años después tuvo lugar el trágico incidente que nos separó...

Warcraft: DaeianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora