Capítulo 10: Cenizas

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Una ligera brisa soplaba en este nublado día. Los rayos del sol y el azul cielo levemente visibles acompañaban el ambiente movido y ruidoso del puerto. 

–Ocúpate de llevar todo mi equipaje a casa, por favor. –dijo Liliana.

–Por supuesto, señorita. –respondió Bornety. –Allí la esperaré, y disfrute de su reencuentro.

–Mi gratitud te acompaña, Bornety. –dijo Liliana parándose junto al grupo, pasando la puerta de rejas cerca de los guardias.

–Nos reunimos aquí mismo nada más ocultarse el sol. –dijo Threir.

–Entendido. –respondieron Daeiana, Ashes y Térefast.

Daeiana y Liliana marcharon por la calle dirección este, despidiéndose con la mano desde la lejanía, mientras Threir, Térefast y Ashes marchaban hacia el sur. A medida que caminaban por la bulliciosa ciudad, el tintineo de los carros cargados y el murmullo de los ciudadanos llenaban el aire. El sol se filtra entre los grandísimos edificios proyectando sombras en los adoquinados caminos. El agua estancada del serpenteante canal refleja los reflejos de sol, ofreciendo un poco de serenidad entre todos el ajetreo urbano. A medida que se acercan al mercado, los coloridos toldos y los puestos llenos de mercancías captan la atención todo el mundo, mientras que el aroma tentador de especias y comida callejera flota en el aire.

–Yo me voy por aquí, chicos. Nos vemos esta noche. –dijo Térefast mientras señalaba con el dedo hacia una calle dirección este.

Threir y Ashes se despidieron con la mano a la par que Térefast se perdía entre la multitud. Mientras ambos elfos exploraban el bullicioso mercado, fueron testigos de un alboroto en uno de los puestos cercanos.  Un hombre de mediana estatura, postura erguida que denota confianza en si mismo, rostro adornado con una barba bien cuidada y centelleantes ojos destacaba entre la multitud. Vestía un traje moderno y llamativo, con una capa de color azul profundo adornada con detalles dorados que brillan bajo los leves rayos de sol y una chistera negra decorada con una cinta dorada y un par de plumas exóticas que ondeaban con cada movimiento.

Ashes y Threir pararon para ver al mago. Cada gesto que realizaba estaba meticulosamente coreografiado, pues combinaba elegancia y precisión para crear una experiencia cautivadora para su audiencia. Con un giro de su bastón tallado, trazaba patrones en el aire, dejando estelas de energía mágica que parecen danzar a su alrededor. Sus manos ágiles se movían con fluidez, haciendo aparecer y desaparecer objetos cercanos en un destello de luz y humo. Al conjurar hechizos, el mago recitaba palabras arcanas con una voz profunda y resonante, llenando el aire con un zumbido místico que envuelve a los espectadores en un aura de anticipación. Cada movimiento estaba sincronizado con la magia que emana de su ser, creando un espectáculo visual y auditivo que deja a la multitud boquiabierta.

Threir, sorprendido, observaba con atención al mago. Sus ágiles ojos revisaban cada detalle de la actuación. Su mirada se detuvo en el bastón de madera tallada que sostiene con gracia, pues éste emitía una leve luz por distintos puntos entre sus adornos.

–¿Runas...? Entre los adornos del bastón lleva runas. –dijo Threir en voz baja, girándose hacia Ashes.

Ashes reía, con una sonrisa juguetona en sus labios, mientras observaba al mago cautivar a la multitud.

–¿No te parece divertido? –murmuró entre risas contenidas. –Este hombre tiene mucho talento.

–¿Qué encuentras divertido? Es un festival de luces y sonidos. –respondió Threir.

–Tiene mucho arte para camuflar los conjuros entre juegos de palabras y lo adorna todo con esa voz tan grave, aparentando que todo es un conjuro muy poderoso. –respondió mientras aplaudía. 

Warcraft: DaeianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora