PUF-058.

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—Dígale la ver si es que a usted si me hace caso.

—Ay, Armando, recurriendo a mi papá nada más para que me obligue a no asistir al evento que yo misma organizo.

—¡Me importa un carajo como quieras ponerte!.—alzó la voz.

—Module el tono.

—Modulese usted.—mi papá elevó una ceja.—Ni usted ni nadie va a venir aquí a decirme un puñeta porque no hace mas de media hora estaban interviniéndola.—maldije mentalmente.—Ah, no te dijo, que sorpresa.

—Hija..

—Papá...—me quejé.—No quiero ser un mueble, no soy la primera mujer embarazada ni seré la última y todas han atendido sus cosas, Natti estaba preñá' y dió un show.

—Entiendo tu punto pero su embarazo no era de riesgo.—respondió armando algo más calmado.—Y lo siento de verdad porque estabas emocionada con todo eso pero no se puede, Paris.

—No me dijeron nada de desfilar.

—Te lo digo yo.

—¡Armando!

—Se me calma.—exigió con tono serio.—Me baja es ese estrés a cero y se mantiene así los próximos meses.

—¡Te odio!.—dije sin más, estaba enfadada y seguramente había sonado como una niña caprichosa a la que no le compran el último modelo de alguna colección de algún objeto estúpido sin el cual puede vivir perfectamente.

—¿Me odias?

—Tu me hiciste esto.

—"Esto"

—Hija, n...—

—No, no deja que siga , déjalo salir.

—Ya, no hay nada más.

—Me voy a grabar.—susurró.

Se dirigió hacia mi pero no para despedirse de mi persona, dejó un beso en mi vientre antes de salir del cuarto.

—¿Sientes que te hizo algo malo?

—No.

—¿Y entonces?

—Entonces estoy harta, papá.—dije algo alterada.

Chérrie, tranquila.

—¡No puedo!.—cerré los ojos.—No me gusta estar así, me siento parte del atrezo de algún mala obra de teatro, no puedo manejar, no puedo trabajar, no puedo cocinar, no puedo hacer nada, es frustrante.

—Puedes encargarte de que tu bebé tenga la mejor formación, puedes llenarlo de tranquilidad , cariño y dedicación.—se sentó a mi lado.—No puedes desfilar pero igual los fondos van para una infancia segura para tu bebé, no puedes cocinar pero ahí tienes al papá puesto pa alimentarlos bien, no puedes trabajar pero igual nos tienes a nosotros trabajando duro para que no les falte de nada, es algo momentáneo, Paris , no es para siempre.—tomó mi mano.—Pero el dolor si es para siempre, tratas de ocultarlo pero conozco cada una de tus expresiones y no ha habido día que no hayas mostrado malestar por andar de aquí para allá, si no quieres darte el descanso tú, dáselo al bebé.

—No quiero ser una mantenida.

—Y no lo eres, tienes tus ingresos simplemente respirando, tu línea de ropa genera sin tu hacer nada y aunque no lo hiciera, sabes que tu padre va a mantenerte siempre aunque tú no quieras.

—Me refiero a Luar, nos dejamos y regresamos y ahora estaré sin hacer nada no quiero que parezca que me pegué por necesidad.

—Y no lo hiciste porque necesidad no tienes.

—¿Ahora juegas en su bando?

—Mira...—tomó aire.—Esto es algo que jamás te dije por vergüenza, cuando tu mamá estaba embarazada yo me la pasaba viajando de acá para allá, enfocado en el dinero para que estén bien, para que tuvieran todo y por eso me perdí la mejor época, no estuve en tu primera patadita, no estaba en las revisiones y por poco no llego al parto, por eso cuando naciste y te pude cargar por primera vez me prometí que no iba a soltarte ni a alejarme nunca porque si lo hacía, volvería a perderme momentos importantes.

—¿Mamá se enfadó?

—Bastante.—sonrió.—Solo intento decirte que...—me miró.—Crece en tu interior y puedes disfrutarlo al completo, abraza ese momento mágico y disfrútalo, deja que Armando lo disfrute, es su maternidad, de los dos.—asenti.—Ojalá las circunstancias fueran otras pero así se dieron, es un embarazo delicado pero te permite estar en casa, le permite cuidaros, le permite llenaros de amor, yo no sé, yo pensé que era el hombre más feliz cuando me dijeron que iba a ser papá pero lo de tu novio me sigue de cerca, estás grande para decidir pero es mi deber orientarte y decirte como son las cosas, en base a eso tú debes decidir.

—Gracias.

—No hay porqué.

—¿No tienes que trabajar?

—Voy a quedarme hasta que Luar reg...—nos miramos confundidos cuando vimos a Armando llegar, traía una bandeja con snacks y mis vitaminas.

—¿Ya volviste?

—No, suegrito. Solo me fijé en la hora y vi que faltaban poco para que tuviera que tomar las vitaminas.—me entregó la bandeja con delicadeza.—Puse..

—¡Cerezas!.—chillé emocionada.

—Sí, desde el día que me despertaste de madrugada porque se te antojaron con yogur , preparé un par, están en el freezer.

—Gracias.

(...)

—Papi.

—¿Mmmm?

—Siento como me puse antes.—apoyé mi espalda en el cabecero.—No me gusta estar quieta pero voy a intentarlo.

—Y calmada, por favor.

—Yo sé.—suspiré.—Fui injusta contigo y aunque no lo parezca por el modo en que lo dije, estar esperando un hijo tuyo es de las mejores sensaciones que experimenté en mucho tiempo, todas ellas , incluso las dolorosas.

—Te amo.

—Te amo.—besé sus labios con lentitud.—¿En serio no vas a dejarme desfilar?

—Está por ver, según como te sientas ese día e independientemente de eso, no hay after party, del desfile a la casa a descansar.

—Ta' bien.

Colocó su cabeza sobre mis piernas y comencé a dejar caricias en su pelo.

—Me asusté, Paris.—dijo con la voz rota.—Estaba envuelto con tu sangre de nuevo, pidiendo ayuda a gritos y no te despertabas.

Sentí mi corazón encogiéndose porque no me había parado a pensar en todo el conjunto de la situación ni en lo traumático que habría sido para él revivir aquel oscuro suceso.

—Estamos bien, papi.—susurré para tranquilizarlo.—Nos conseguiste ayuda.

—No los quiero perder.

—Y no lo harás.—se reincorporó para así abrazarme.—Tranquilo.—susurré al sentir como temblaba bajo mi tacto.

Fue chocante verlo así, lo suficiente para entender la gravedad de la realidad que nos rodeaba : el miedo a perdernos.

Y era lógico, cuando discutíamos podíamos volver a unirnos pero no podríamos hacerlo si alguno de los dos moría.

¿Verdad?
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Aquí lo tienen ❤️

Public Figure | Luar la L Donde viven las historias. Descúbrelo ahora