"El enredo de una sola noche, con el pesar de dos corazones"

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Sigo buscando tu silueta, porque sin darme cuenta...

¿Me he enamorado de ti? Realmente creo que lo he hecho. O tal vez, solo persigo el pasado que traté de dejar atrás. Pues recuerdo ese día maldito, en donde por primera vez, conocí el dolor.

...

Cuando el corazón escoge a alguien para amar, se entrega por completo. Ese debería ser su mayor miedo, Sin embargo, olvidó cuál era su lugar. Dejándose arrastrar por una obsesión que crecía día a día.

Cómo cenizas acomulandose en el fuego, como polillas siendo atraídas a las brazas de ese corazón ardiente. No pudo ocultarlo más.

Sus labios se juntaron en un extraño momento...

El calor de la discusión...

El deseo...

La corrupción de aquello que era puro, por eso que tanto anhelaba...

Sus ojos se quedaron fijos, su cuerpo inmóvil, y sus pensamientos desaparecieron.

Evan frunció el ceño, pensando que el hombre frente suyo nunca robo un beso antes. Pues sus labios eran calientes y húmedos, temblando al mismo tiempo que eran suaves y puros.

Sin embargo, no apartó su cuerpo. Pues algo le impidio hacerlo. Fue como si estuviera probando un nuevo elixir desconocido. Era extraño, Evan recordó muchas cosas, al mismo instante que la otra persona lo abrazó más cerca de su pecho.

(...) Sus pensamientos desaparecieron... Pues...

La puerta de su apartamento se abrió, revelando una imagen que lo alertó de inmediato.

Era Galled, mirándolo con un aura amenazante, haciéndolo temblar de cabello a puntas.

Evan alejó rápidamente a esa otra persona, quién parecía aprovechar la oportunidad.

- ¿Que crees que estás haciendo con mi amante? Demian...

La voz era fría, pesada, con cierto enojo en ella. Acompañada de cierto desinterés hacia Evan. Más enfocado en la persona delante de Galled.

Demian giro su vista, chasqueando la lengua en señal de defensa. Quedando Evan detrás suyo, como si Demian tratara de protegerlo.

- Ohh Vaya, parece que llegaste temprano... ¿Te llegó el mensaje?.

No hubo tiempo de respuesta, cuando de la nada Galled lanzó sus guantes lejos, para proseguir a agarrar a Demian del cuello de su camisa.

- ¿A qué mierda estás jugando?... No estoy de humor para tus juegos.

Dijo eso, mientras sus ojos se dirigieron a Evan, quién no sabía que hacer. Solo limitándose a observar la situación.

Unas fuertes y calientes manos, lo tomaron de las muñecas, apretándole con una fuerza increíble.

- Arruinas mi vestimenta, Hermanito.

- ¡Déjate de estupideces Demian! ¿Te atreves a poner tus manos en lo que es mío?!

Lo soltó de golpe, empujándolo lejos, para proseguir a acercarse a Evan. Sin embargo, Evan retrocedió unos pasos, con miedo y desconfianza.

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