Tobio era aún un niño cuando experimentó su primer amor. Shoyo era tan hermoso, tan maravilloso.
Pero había un problema: ¡Shoyo era cinco años mayor y el mejor amigo de su hermana! ¡¿Como iba un niño de nueve años salir con un chico de 14, que adem...
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Shoyo había quedado dudoso. ¿Por qué? ¿Por qué su corazón se detuvo por Tobio? ¿Por qué ahora no parecía real su noviazgo con Ushijima? ¿Por qué ahora, sentía como si estuviera volando?
De repente, un sentimiento de culpa lo invadió, era el hermanito de Miwa, quien había sido su mejor amiga, lo había visto crecer desde que tenía cinco años. ¿Qué pensaría ella de él? ¿Que siempre había visto de esa manera a Tobio?
¿Y Tobio? ¿Cómo se sentiría él con esto?
Por el bien de ambos Kageyama, y, por el bien de Ushijima, se guardó todo. Como si ese momento de claridad no hubiera pasado. Prefería seguir siendo inconsciente de sí mismo.
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Karasuno no ganó. Pero llegaron lejos, bastante lejos.
Tanto que, la oferta de una beca deportiva llegó a varios alumnos del Karasuno ese año.
Y Kageyama Tobio no había sido la excepción. El Alfa estaba realmente feliz y emocionado por éste hecho. Sus padres, por su parte, no tanto.
-Recibí una oferta de Beca deportiva.- Dijo en la mesa, durante la cena, su padre permaneció mirando el plato, mientras su madre levantó la cabeza. -¿Qué?- -Van a financiar mi carrera como deportista.- Volvió a afirmar, mientras seguía comiendo en silencio. -¿Cuándo?- Dijo su padre, aún sin levantar la mirada. -Lo más pronto posible sería lo mejor.- -¿Es igual a la Beca que recibió Hinata?- Dijo de nuevo el Alfa. -Sí.- Le dijo nuevamente con seriedad.
Desde la llegada de Aiura, todas las cenas eran así.
-¿Te irás a... Tokyo?- Preguntó la azabache, nerviosa. -Sí. Planeo irme apenas me gradúe.- -¿No... Quieres intentar algo más...?- Le dijo ella nuevamente, Tobio levantó la mirada, incrédulo. -¿Qué?- -Tobio... Tu padre y yo pensamos... Bueno... Tal vez tu gusto por el volleyball está llegando algo lejos...- Dijo su madre, insegura de qué decir. -¡Estamos orgullosos de tí, por supuesto! Estamos felices de que hayas recibido la oferta de Beca, que hayas llegado a representar a Miyagi a nivel nacional, pero... No creemos que sea lo mejor para tí...- Continuó en un intento burdo de transmitir su mensaje.
-Queremos que vayas a la universidad, tal como tu hermana.- Cortó el discurso el Alfa mayor de la habitación. La expresión de Kageyama era un poema, su cara estaba estática. No podía creer lo que decían. -¿... No creen que pueda ser profesional?- Les dijo con la voz perdida y algo triste.
-No es eso, hijo...- Reanudó la Beta. -Es que... Siempre es más seguro tener una licenciatura, lo sabes.- Le dijo ella nuevamente. -No queremos que dejes tus estudios por perseguir un sueño.- El menor frunció el ceño.
Un sueño. Esa palabra implicaba un imposible. Él lo veía más como una meta.
-Bien. Terminé de comer.- Se levantó de la mesa. -Tobio, espero que pienses en lo que te estamos diciendo.- Le dijo su padre sin levantarse. -Sí, claro.- Le respondió, ignorando las palabras de su progenitor.
Se encerró en su habitación, al borde del llanto. No era tristeza, era coraje. Que no lo apoyara nadie, no le importaba, pero al menos esperaba el apoyo de sus padres. No quería ir a la universidad, quería ser un jugador profesional. Tener un trabajo de oficina, tal como sus padres, simplemente no era para él.
Y si la vida le estaba poniendo en frente la oportunidad de su vida, sería un estúpido si no la tomaba.
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Dieciocho y veintitrés.
Hinata había sido lanzado como jugador profesional en el MSBY, uno de los equipos en los que mejor recibido se había sentido. Aún era difícil para los demás tener un Omega dentro de la cancha, aunque esto nunca significó un problema para Bokuto y Atsumu, quienes estaban orgullosos de recibir a Shoyo nuevamente dentro del equipo.
Ushijima y Hinata tenían una relación estable y, aunque privada, era una relación que parecía tener un futuro bastante próspero.
Por su parte, para Tobio, todo se iba complicando más. Pronto serían los exámenes de admisión para la universidad y ahora, ¿Cómo les decía a sus padres que había aceptado la Beca y pronto se iría de Miyagi?
Y eso no era todo. Claro que no.
Miwa también volvería pronto de la universidad. Lo que significaba más impedimentos para irse de ahí, pues si bien su hermana no le diría nada al respecto y ella respetaría su decisión, su título en cosmetologia sin duda impulsaría a sus padres a presionarlo a entrar a la universidad tal y como ella lo hizo.
El tiempo se le acababa al Alfa, pero no los recursos.
-¿Hola?- Dijeron al lado opuesto el teléfono. -¿Hinata?- Dijo el alfa azabache. -¿Tobio? ¿Qué se te ofrece?- -¿Tendrás una habitación vacía en tu departamento?-
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