Un nuevo mundo, la historia de un shinobi perdido

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Naruto aterrizó con un ruido sordo y miró a su alrededor. Reprimiendo un escalofrío, el rubio trató de no mirar fijamente los rostros en sombras de los payasos abandonados. Caminando por la entrada agrietada y decadente del parque de diversiones abandonado, Naruto rodeó las diversas letras caídas que alguna vez formaron el saludo 'Montaña Mágica'. La sombra que creó se extendía más de tres veces su altura original de seis metros bajo el sol de la tarde.

Distraídamente, sacando un kunai para tranquilizarse, Naruto comenzó a caminar de puntillas hacia las profundidades de los distintos callejones. Ignorando la sensación de que lo estaban observando, Naruto miró a su alrededor en busca de alguna señal de Mystogan. Una brisa fría sopló a través de la ciudad, haciendo eco a través de los agujeros comidos por las termitas en un grito espeluznante y triste que instantáneamente le puso la piel de gallina a Naruto.

'Vamos, caminas amontonado de ropa, ¿dónde estás?'

Mirando por encima de él, las vías oxidadas de alguna montaña rusa en el aire chirriaban con el viento, pequeños trozos de color marrón arrancados del metal corroído y arrastrados por el aire. Volviendo su mirada hacia abajo y hacia un lado, Naruto vio un letrero que decía que la atracción adjunta era el "Salón de los Espejos". Al pasar por allí, escuchó un sonido proveniente del puesto opuesto. Al comprobar el nombre de éste, Naruto resistió la tentación de gritar de frustración. Ésta se llamaba 'Casa de los Horrores'.

Al escuchar el ruido interior nuevamente, Naruto dio un paso vacilante hacia adelante y miró a través de la puerta abierta desde la distancia. El hecho de que la puerta tuviera la forma de una boca grande con dientes enormes no hizo nada para calmar sus temores mientras contemplaba la negrura como la tinta detrás de ella. Tragando, Naruto miró a su alrededor con la esperanza de que el ruido que escuchó quizás hubiera venido de algún otro lugar. Desafortunadamente, mientras miraba, el ruido le llegó directamente; un sonido muy parecido al de un aliento entrecortado al exhalar.

Resignándose a su destino, Naruto inició su camino de muerto.

Podía mirar fijamente a los hombres más poderosos que existían sin inmutarse. Había mirado a la muerte a la cara muchas veces y se reía mientras le señalaba con el dedo. Tenía al más poderoso de todos los seres creados acurrucado dentro de su estómago. Sin embargo, dale la posibilidad de ser un fantasma y las piernas de Naruto se convirtieron en fideos mojados.

Al adentrarse en la oscuridad, Naruto sintió que la falta de luz lo tragaba. Con los ojos muy abiertos, Naruto levantó su kunai mientras se deslizaba hacia el túnel. Mirando a su alrededor, solo rezó para que Mystogan estuviera siendo espeluznante y estuviera haciendo su búsqueda aquí por alguna razón.

Al escuchar el aliento entrecortado cerca de él, Naruto dio un paso adelante y chocó de cara contra una pared. Frotándose la nariz y maldiciendo la falta de luz, Naruto se giró y rápidamente chilló de miedo cuando un rostro desfigurado saltó para saludarlo con un grito estridente. Los reflejos se hicieron cargo y la mano de Naruto apareció en menos tiempo del necesario para parpadear, cortando la cabeza de la criatura por la mitad.

Chispas se dispararon por todas partes y pernos de metal cayeron al suelo mientras la cabeza decapitada seguía riéndose burlonamente de su miedo. Con una mano en el pecho, Naruto hizo todo lo posible para calmar los rápidos latidos de su corazón y su respiración casi hiperventilada. Al escuchar el ruido una vez más, Naruto levantó su mano temblorosa y miró por la esquina. Al no ver nada, Naruto dio un paso adelante.

Ahora, adentrándose más en los pozos de la casa del terror, Naruto podía escuchar algunas respiraciones suaves antes de que sonara una grande y desigual. Preocupado por su labio inferior, Naruto giró otra esquina y vio una luz que parpadeaba suavemente a unos metros de él, la luz tenue estaba sucia por la falta de limpieza y parecía que se apagaría en cualquier segundo. Acercándose a él, Naruto lo miró con cautela antes de que una mano saltara de la oscuridad y atrapara su brazo.