Un nuevo mundo, la historia de un shinobi perdido

XX

5.138Capítulo 20
A/N – nota rápida antes de comenzar, 1000 joyas = 10,00 dólares

Aterrizando con un ruido sordo, Naruto suspiró y se frotó un ojo. El día parecía alargarse y, a pesar de que se sentía bien cuando aceptó ese trabajo, una extraña fatiga comenzaba a apoderarse de él. Supuso que luchar contra un malhumorado mago de rango S lo hacía.

Frotando un nudo que había decidido establecerse en su cuello, Naruto entró en el gremio que crecía gradualmente. En ese momento lo que le apetecía era un rico refrigerio y luego una siesta. Lo que obtuvo en cambio fue a Erza parada frente a él luciendo increíblemente culpable. Enarcando una ceja, esperó a que el mago hablara. No pasó mucho tiempo antes de que ella tomara aire y lo mirara a los ojos. "Naruto, deseo disculparme por el fiasco con Laxus antes. Debería haberte advertido que estaba presente".

Sin estar muy seguro de por qué se disculpaba por eso, Naruto frunció el ceño. "Uh, ¿realmente no tienes que saberlo? ¿Y qué si lo supiera? Ninguno de los dos sabía que quería pelear conmigo y, además, todavía me habría atacado en la primera oportunidad. En todo caso, debería agradecerle". "Gracias por contarle al anciano la historia completa. Me habría metido en problemas si no lo hubieras hecho".

Apretando un puño, Erza miró hacia otro lado avergonzada. "Eso no me perdona por no al menos darte una advertencia o incluso no intentar detener a Laxus". Volviendo su mirada penetrante hacia atrás, se enderezó. "Deseo que me golpees como castigo".

Con los ojos muy abiertos, Naruto la miró tontamente. "¿Cómo?"

Apretando sus músculos, explicó Erza. "¡Es lógico! Dejé que un compañero corriera peligro sin siquiera intentar ayudar. Deseo recibir la misma medida de disciplina por mi error".

El sudor de Naruto cayó. "Um, entonces descubrirás que Laxus me arrojó. No me golpeó hasta más tarde".

Mirándolo, Erza dio un paso adelante. "¡Tírame entonces! Lo que consideres necesario."

Dando un paso atrás, Naruto levantó las manos. "Vaya, vaya, no hablas en serio, ¿verdad?"

Apretando los ojos, la pelirroja asintió. "Por favor, hazlo para que nunca vuelva a caer".

Sintiéndose demasiado cansado para seguir discutiendo, el rubio se encogió de hombros. Extendiendo la mano, agarró la armadura de Erza. Ella apretó los puños mientras se preparaba para ser arrojada contra una pared o algo similar. En cambio, sintió un fuerte empujón que la envió hacia el cielo a través del techo inexistente.

Naruto se llevó una mano a los ojos y observó cómo la mujer desaparecía en el aire con un pequeño chillido absolutamente adorable. Riéndose para sí mismo, Naruto observó su arco. "Eh, ¿quién hubiera imaginado que podía hacer esos ruidos?"

Extendiendo los brazos, Naruto se preparó y, con un golpe, atrapó al sorprendido mago en un abrazo nupcial. Dejándola caer sobre sus pies, ignoró su sonrojo y las múltiples miradas con los ojos muy abiertos de un gran número de miembros del gremio. Rascándose la cabeza mientras caminaba entre ellos, Naruto no pudo evitar preguntarse por qué cada vez que entraba al gremio todos los miembros presentes lo miraban boquiabiertos.

"¡E-espera!"

Gimiendo, el rubio se giró para mirar a Erza. Él le dirigió una mirada cansada y la esperó. "¿Q-qué fue eso?"

Naruto inclinó la cabeza hacia un lado. "Me pediste que te arrojara, así que te lancé".

Ella sacudió la cabeza con frustración. "¡Aunque eso no es lo que quise decir!"

Gruñendo, Naruto se encogió de hombros. "Lo que sea. Si no te gusta, haz lo que quieras contigo mismo y considéralo de mi parte, ¿vale?"

Al girarse, Naruto dio un paso antes de escuchar un golpe sólido y un silbido. Echando una rápida mirada por encima del hombro, vio que la mujer aparentemente se había golpeado en el estómago con una fuerza considerable. Ella levantó un pulgar tembloroso y le sonrió débilmente antes de desplomarse sobre una mesa. Varios magos preocupados saltaron a su lado mientras Naruto observaba. Parecía que estaba bien cuidada, así que ahora era la hora de la merienda.